Bienvenidos a esta ventana al mundo.No pretendo hacer una guía detallada de cada viaje puesto que en internet hay mucha más información que la que yo os puedo dar, lo que pretende este blog es fundir dos de mis grandes pasiones: viajar y la fotografia y enseñar así las vivencias personales, las curiosidades y la manera de disfrutar un viaje de una manera muy particular: la mía.
Trataré de dar información útil, tanto en mis textos como con enlaces a distintas webs. Los artículos variarán en su composición dependiendo del tipo de viaje, pudiendo tener más contenido en texto o casi exclusivamente fotografias.
Por si interesa a alguien, el equipo fotográfico que uso consta de una compacta Canon PowerShot S50, una Canon EOS 400D y una EOS 7D con distintos objetivos: 18-50 de Canon, un 18-200 de Sigma y un macro de focal 50mm también Canon. También un flash speedlite 480 EXII y diversos cachivaches más que cada vez hacen más difícil cuadrar el peso de la maleta en los aeropuertos...

Como vereis, este espacio web no tiene publicidad, así que los comentarios son bienvenidos y siempre se agradecen.
Para seguir con las entradas de un mismo viaje que no estén en la pantalla principal pulsar "entradas antiguas" en la parte inferior.
Espero que lo disfrutéis.

sábado, 14 de febrero de 2009

Roma: La Ciudad Eterna


"La perfecta libertad no existe. El hombre debe saber bien en qué mundo vive. Y en este momento, el mundo es Roma". (Pomcio Pilatos en Ben Hur)

Roma fue capital de uno de los mayores imperios del mundo y ha guardado hasta nuestros días parte de ese esplendor pasado. Cuna de numerosas celebridades y artistas y con una larga historia cultural y arquitectónica, no se puede dejar pasar la oportunidad de pasear por sus calles y disfrutar del ambiente de La Ciudad Eterna.
Antes de narrar el viaje voy a dar algunos datos que puedan ser útiles: La forma más rápida y cómoda de viajar a Roma es en avión. Hay dos aeropuertos, el de Ciampino y el Fiumicino, siendo el segundo el más importante y donde más compañias operan (Fiumicino es el nombre en italiano de Leonardo).
El precio del vuelo depende de la compañía con la que contratemos y de la época del año, siendo mas caro en primavera y en verano. Puede oscilar entre unos 30€ y unos 400€. El tiempo de vuelo desde Madrid es de unas 2 horas.
Desde Fiumicino hay unos 30 Kms hasta Roma, aunque está muy bien comunicado, pudiendo coger autobús, metro o tren.
El autobús cuesta unos 5 € pero tarda bastante en llegar. Si cogemos el metro hay que tener muy claro en que parada bajarnos porque lo más seguro es que tengamos que hacer algún transbordo. Sin duda la opción más cómoda es la del tren expreso Leonardo (sí, el mismo nombre que el aeropuerto, desde luego muy originales no han sido...). En 35 minutos nos dejará en la estación de Termini y desde ahí podremos combinar cualquier transporte hasta nuestro hotel. También es la opción más cara ya que el billete cuesta 11 € por persona, aunque si se quiere uno arriesgar a no pagar, lo más seguro es que no se encuentre al revisor en todo el viaje. Esto será tónica general en la mayoría del transporte publico en toda Roma, nadie paga el autobús y el conductor se limita a eso, a conducir y no a pedir billetes, pudiendo montar por todas las puertas en las paradas.
Desde luego, yo no estaba dispuesto a sufragar los gastos del transporte que generan todos los romanos, así que el billete que compramos el primer día nos valió para 5 días y no dimos con un solo revisor en todo ese tiempo...
En la estación de Termini se concentran una gran cantidad de hoteles de todos los precios ya que desde aquí tendremos toda la ciudad muy a mano. Es el punto donde confluye todo el transporte publico y la mayoría de lineas de autobús a los sitios más turísticos salen de aquí.
No deja de ser la zona de una estación, con lo que no hay que asustarse por la cantidad de mendicidad que se verá por los alrededores. La zona es totalmente segura, contando siempre con tener mucho cuidado con el equipaje y la cartera, pero esto hay que hacerlo extensible a toda la ciudad (y tal y como están las cosas a todo el mundo). En Roma es poco probable que suframos un atraco, pero si no tenemos un mínimo de cuidado, la cartera nos "desaparecerá" en poco tiempo. Estas precauciones se hacen más importantes en las zonas turísticas y en los autobuses, sobre todo en el 40 y el 64.
Para leer más sobre la seguridad en Roma puedes hacerlo en este enlace, aunque no hay que obsesionarse con el tema.
Los hoteles en Roma son caros y bastante malos, por lo que no es mala idea buscarse alguna alternativa como los bed and breakfast.
Hay muchos alojamientos de este tipo en la ciudad, pero quizá sea en la zona de Termini donde más podamos encontrar. Seguramente esto, unido a la proximidad del transporte sea lo que haya hecho tan famosa a esta zona en los últimos tiempos.
No se me puede olvidar darle las gracias a Santi desde aquí, ya que fue él quién me paso la información inicial para este viaje y el que me dio el nombre del bed and breakfast donde nos alojamos ya que había hecho de conejillo de indias unos meses antes.

Roma es una ciudad un poco cara y se paga por todo, menos por ir a los baños, como ocurre en París o Praga (claro que tal y como están de asquerosos solo faltaba que cobraran por mear…). Para hacerse una idea de los precios pondré algunos ejemplos:
- Billete sencillo de metro de un solo viaje 1 €, el de 1 día hasta las 24h 4 €, el de 3 días 11 €
(para más información pincha aquí).
- Precio de un hotel NORMALITO de 2 ó 3 estrellas entre 100 y 150 € por noche y habitación (los bed&breakfast son bastante más económicos).
- Una caña de cerveza sobre 5 € (haz cuentas a cuanto te sale la borrachera según las cervezas que aguante tu cuerpo).
- Alcachofas entre 1.8 y 2.5 € la UNIDAD (Sí, ya se que no vas a ir a Roma a comprar alcachofas pero así puedes comparar).
- Plato de pasta sobre los 7 € (solo un plato, súmale un primero, algo de picar y el postre). Aunque pueden llegar a clavarte 16€ por un plato de macarrones (¿verdad Mauri?)- Helado con 3 bolas entre los 4 y los 7 € (eso sí, están muy buenos).













- Capuccino entre 2 y 5 € dependiendo de donde te lo tomes (aunque estará de muerte en cualquier parte, hasta el café del aeropuerto es una maravilla, he venido enamorado de su café... y de las italianas, claro).



- Entrar en la Basílica de San Pedro es gratis, aunque subir a la cúpula vale 5 € andando y 7 € en ascensor (por supuesto pagamos los 7 €, que mi edad va impidiéndome según que excesos).


- La entrada a los Museos Vaticanos cuesta 14 € y si se quiere coger la audio guía son 6 € más.- Entrar al Coliseo son 12 € con derecho al Palatino y al Foro romano.


- Para entrar a ver el Museo del Ara Pacis hay que soltar otros 11 € (que aunque el altar está muy bien restaurado y el museo es un edificio muy bonito todo acristalado, es lo único que tienen y no veremos nada más).
- Un bollo de hojaldre relleno de chocolate vale 1,5 € (que no parece mucho pero si tenemos en cuenta que el bollito era de 3 cms de tamaño pues...).
- Sacar el Roma Pass para tres días nos costará 22 € con derecho a transporte para esos días y entrada a dos museos de una lista determinada (por supuesto el Vaticano no entra).- Tirar una moneda a La Fontana Di Trevi asegurándose volver a Roma no tiene precio (para todo lo demás Mastercard).


El viaje empieza, como viene siendo habitual últimamente, esperando en el aeropuerto a que Iberia abra con retraso la puerta de embarque.
El vuelo de Manises a Barajas ha transcurrido sin problemas ni retrasos, pero en Madrid se rompe esa pequeña racha de buena suerte y nos toca esperar sin motivo aparente ni explicación alguna.
El vuelo hubiera sido tranquilo si mis malditos oídos no se hubieran encargado de recordarme durante todo el descenso (más de una hora) el resfriado que tenía con un intenso dolor que me dejó parcialmente sordo, y es que es una putada volar si se está resfriado.Si nos hubieran dejado en el aeropuerto sin saber de que país es, sabríamos que estamos en suelo italiano en cuanto viéramos el glamour de las tiendas y el edificio de enfrente del aeropuerto de Emporio Armani.













Al salir al exterior en busca del tren recibimos el primer golpe térmico. Estamos a unos 4º C y estas temperaturas y un viento algo desagradable nos acompañaran durante prácticamente todo el viaje (eso sí, días muy despejados y de un azul perfecto para las fotos).
Sacados los billetes (11€), recorremos durante 35 minutos los kilómetros que nos separan de la estación de Termini.
Llegamos sobre las 20:00 h y ya era noche cerrada. En Roma hay una hora solar menos con respecto a España.
Nos alojaron en el hotel que no era el que habíamos contratado. Han perdido nuestra reserva y no tienen habitación libre. Pero no hay problema, la primera noche nos alojarán en casa de su "abuela" y al día siguiente en el hotel convenido...
Al final resulta ser otro Bed and Breakfast que está justo debajo del que habíamos reservado. Dedujimos que entre ellos se ayudan cuando tienen habitaciones llenas porque abuela, lo que aquí entendemos por abuela, no era. Aceptamos porque la habitación estaba bien y era de las mismas características que la otra salvo porque esta no tenía el baño dentro.
Después de acomodarnos y dejar los trastos salimos a buscar un restaurante y a dar la primera vuelta por las calles de Roma.
Callejeando encontramos Due Colonne, situado en la Via Serpenti.
Estaba lleno de gente de allí y nos animamos. La comida fue buena y el trato agradable.
Dicen que es un pecado estar en Italia y no probar sus vinos, pero yendo de antibióticos hasta las orejas preferí no caer en la tentación, así que no puedo opinar sobre ellos.
Salimos del restaurante y nuestros pasos no llevaron al Palacio Quirinale y de ahí a la Fontana Di Trevi.Fue el día que menos gente había y cuando más tranquilos pudimos disfrutar de ella. Las siguientes veces que pasamos era un hervidero de gente.


Como curiosidad, en esta plaza está la Iglesia de Santi Vincenzo e Anastasio‎ y le ha dado a la gente por colocar candados en la verja simbolizando su amor…



Como pasaban de las doce de la noche y el día había sido muy largo volvimos al hotel con la intención de descansar, pero cuando llegamos nos encontramos el baño y medio pasillo inundado.
Llamamos a la dueña que se llevó un buen susto y se puso a fregar con cara de pocos amigos, convencida de que habíamos sido nosotros los que nos habíamos saltado el cartel de "non tocare" que había puesto encima de la llave de paso general del baño compartido.
Pasado todo el follón y después de ayudarla a fregar y hacerle comprender que acabábamos de llegar y nosotros no habíamos tocado nada, pudimos meternos en la cama.

Al día siguiente nos cambiaron a la habitación que habíamos contratado en el Ariadna bed and breakfast y desayunamos fuerte para afrontar el día que nos esperaba. A partir de entonces saldríamos todos los días de la habitación a las 9:00h para llegar de noche.
La primera parada sería Santa María la Mayor.















El Coliseo Romano de pasada (había mucha gente), El Monte Palatino y el Foro Romano.




















La Columna de Trajano.



El Monumento a Emmanuel en la Plaza Venezia, vulgarmente llamado “la tarta de nata” debido a que está totalmente construido con mármol blanco. A mi particularmente no me gustó, su ubicación me parece un “insulto” al resto de la arquitectura romana y le quita protagonismo a los maravillosos edificios del Campidoglio.


La Plaza del Campidoglio, diseñada por Miguel Angel.


























El Panteón de Agripa, con su inscripción en el friso: “Marco Agrippa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, (lo) hizo” y que fue reconstruido por Adriano.




La Plaza Navona, con las fuentes de Bernini, entre las que destaca la Fuente de los Cuatro Ríos.






















En los alrededores del Panteón y de Navona hay un sinfín de sitios para comer. Nosotros lo hicimos en Da Francesco, en la Plaza del Fico. Trattoria familiar que es capaz de llenarse en cinco minutos y en el que nos dan a elegir entre pasta y platos del día. El tiramisú casero es una buena opción de postre.


Para culminar una buena comida, podemos tomarnos el café en la Cafetería Sant Eustachio, ubicado en la plaza del mismo nombre y que tiene fama de hacer el mejor café del mundo.




Seguimos paseando y pasamos por el Templo de Adriano (o por lo que queda de él).



Volvemos a La Fontana di Trevi (ahora ya abarrotada de gente y con luz).





Plaza Colonna con su Columna Antonina (o de Marco Aurelio).

El Ara Pacis donde están representados Augusto y su gente más cercana.















Siguiendo por la Via del Corso llegamos a la Plaza del Popolo.



A la que se accede entre las dos iglesias aparentemente gemelas del siglo XVII diseñadas por Carlo Rainaldi.




Avanzamos hacia la Plaza de España, que es punto de reunión de muchos jóvenes para celebrar el fin de semana pero que no es tan espectacular sin las flores que se ven en todas las fotos publicitarias.



A los pies de los 135 escalones que llevan a la Trinitá Dei Monti está la fuente de La Barcaccia (la vieja nave), última obra de Pietro Bernini, padre del gran Gian Lorenzo Bernini.



De camino al hotel pasamos a ver La fuente del Tritón, primera fuente de Bernini (Roma está llena de obras suyas).























Y la misma de noche


Cena rapidita y a descansar que el día había sido largo.
Al día siguiente cogimos el bus dirección Ciudad del Vaticano.


Normalmente hay que prepararse para aguantar colas que pueden llegar a tres horas, pero nosotros tuvimos mucha suerte y para entrar a la Basílica de San Pedro solo esperamos 20 minutos. Durante el tiempo de espera hay que disfrutar de La Plaza de San Pedro, que también fue diseñada por Bernini. Inicialmente, todo aquel que llegaba a la plaza lo hacía desde un entramado de calles estrechas de la época gótica, de modo que al entrar en ella daba sensación de “recibimiento ” por la situación de las columnas en las que descansan el peso de las estatuas de 140 santos. Esta sensación se fue al traste cuando Mussolini tiró todas las barriadas abajo para construir La Via Della Conciliazione.




Tras pasar el control de seguridad, disfrutaremos de la segunda mayor basílica del mundo (para quién le interese pregunta del Trivial, la primera es La basílica de nuestra Señora de la Paz, en Yamusucro, Costa de Marfil).
No puedo hablar de todo lo que hay dentro de la Basílica porque esto se haría eterno… Para mí, lo mejor: la cúpula (De Miguel Angel), El Baldaquino, y por supuesto La Piedad de Miguel Angel.







































Como no, la Guardia Suiza tenía que salir en las fotos (que paciencia tienen) y tiene una historia curiosa que puedes leer aquí. Como hacía frio no pudimos ver el uniforme al completo (originariamente diseñado por Miguel Angel).


Para entrar a los Museos Vaticanos no tuvimos que esperar (cosa rara). Dentro puedes estar todo el tiempo que quieras (hasta que cierren, claro) y con todo lo que hay por ver, bien podrías pasar todo el día. Lo imprescindible:Museo Pio-Clementino, con obras maestras de la escultura clásica (El Laoconte y sus hijos y el Apolo de Belvedere de las mejores).

























La Galleria delle Carte Geografiche, con 40 mapas y frescos de regiones italianas del siglo XVI.


Las salas de Rafael, que decoró mientras Miguel Angel se afanaba en la galería. En el fresco “La escuela de Atenas” salen filósofos, eruditos y artistas como Miguel Angel, Leonardo Da Vinci y el propio Rafael.


Las escalera helicoidal de Giuseppe Momo construida en 1932.


Y por supuesto La Capilla Sixtina, sin palabras…
Está prohibido sacar fotos dentro (con y sin flash) pero me las apañé, aunque la calidad no es muy buena.


Después de los Museos Vaticanos fuimos a buscar un par de juegos de monedas acuñadas en el Vaticano para un compañero y tras ver el precio y llamarle no las compramos. 130€ por el juego acuñado en 2008, los más antiguos eran aún más caros.Comimos algo por los alrededores de la plaza de San Pedro y nos dirigimos hacia el Castillo de San Angelo.















Desde ahí cogimos el autobús a lo largo del Tiber hasta llegar al barrio más bohemio de Roma: El Trastevere (la traducción sería “al otro lado del Tiber”).Calles con bonitas casas y pintorescas tiendas.
























Y por supuesto la basílica de Santa María del Trastevere.


Cogimos el autobús hacia el centro y caminamos a la Plaza de la Minerva, donde se encuentra el Elefantino.



El siguiente día empezamos la ruta por Campo di Fiori, donde por la mañana se juntan puestos de frutas, verduras, quesos, aceites, pasta y flores y por la noche las terracitas de los bares se llenan de gente apurando sus copas de vino entre charla y charla bajo la atenta mirada de la estatua de Giordano Bruno, que en esta plaza fue quemado por hereje (entre otras cosas).













Paseamos por el barrio judío buscando la fuente de las tortugas, en la plaza Mattei.


Sin esperarla nos encontramos con Santa María in Campitelli, del siglo XVII.






















Pasamos por el teatro de Marcello.













Y camino de Santa María in Cosmedin, a lo largo de la Via Petroselli, pudimos ver el Arco de Giano, el Templo de Hércules Víctor y el Templo Portunus (ambos en el Foro Boario).


Dentro de Santa María in Cosmedin podemos encontrar La Boca de la Verdad.




Volvimos caminando al Coliseo. Esta vez nos tocó hacer una hora de cola más o menos para entrar y pagar 12€.























Desde el Coliseo subimos por la Vía Claudia y paramos a comer en la Taberna dei Quaranta, un local poco turístico para estar tan cerca del Coliseo, con personal amable donde se sirven sabrosos guisos y platos del día de pasta y brochetas de carne.


Después de comer caminamos por Via Claudia y giramos por la Vía Santo Stefano Rotondo, una calle llena de casas cuartel y hospitales militares, para llegar a la plaza San Giovanni in Laterano, donde se encuentra la archibasílica del mismo nombre. Esta es la catedral de Roma.


Aquí cogimos el autobús 218 para ir a ver las catacumbas, en donde me fue imposible echar fotos pero podeis ver información aquí o aquí.

Cogimos el autobús de vuelta y en San Giovanni hicimos transbordo al metro hasta la parada de Barberini. Una pareja de españoles que conocimos en las catacumbas nos hablaron de la iglesia de Santa María de la Inmaculada Concepción, en la Vía Veneto. En esta iglesia podemos encontrar unas criptas hechas enteramente con huesos humanos. Los restos de 4000 monjes capuchinos. La entrada es “gratuita” con un donativo mínimo de 1€ y está totalmente prohibido echar fotos. Por respeto a los monjes de cuerpo presente (4000 son muchos) no hice ninguna pero aquí tenéis el enlace con fotos y algo de información. La verdad es que es un poco desagradable y sobrecogedor.

Se nos había hecho de noche ya, así que cenamos algo rapidito y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente cogíamos el vuelo de vuelta a Madrid a las 19:00h, así que por la mañana nos dedicamos a caminar sin rumbo fijo, volviendo a disfrutar de lo que ya habíamos visto anteriormente: Via del Foro Imperial - Plaza Venezzia - Campidoglio – Corso Vittorio Emanuele – Plaza Novona – Panteón de Agripa – Via del Corso – Fontana di Trevi – Plaza de La República y para el hotel.
En el traslado al aeropuerto no hubo ningún problema, pero Iberia, para variar, nos hizo salir con más de dos horas de retraso, lo que nos hizo temer por el vuelo de enlace Madrid – Valencia.

Gracias a que Iberia es predecible en lo que a retrasos se refiere, este segundo vuelo también se demoró y lo pudimos coger. Nuestra sorpresa fue que aunque nosotros llegamos a tiempo al avión, nuestras maletas (y las de un montón de pasajeros) no y tuvimos que poner una reclamación para que nos las mandaran al día siguiente a casa.

Como conclusión diré que Roma es una ciudad encantadora, ideal para pasear y descubrir lo que cada rincón nos depara. Menos caótica de lo que me esperaba, con una gente que por lo general es muy agradable y en la que por mucho que sepas a lo que vas, no deja de sorprender todo el arte y arquitectura que encuentras “tirado” por sus calles. Después de conocer unas cuantas ciudades ya, sin duda esta es una de las que más me ha gustado y puedo decir que se ha ganado a pulso el apelativo de CIUDAD ETERNA.

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