"-Bueno, háblame otra vez de esos bares de hachís.
-Vale, ¿qué quieres saber?
-Allí el hachís es legal ¿no?
-Es legal pero no al cien por cien. Por ejemplo: no puedes entrar en un restaurante, liarte un porro y ponerte a fumar. Ellos quieren que fumes en tu casa o en sitios determinados.
-¿Donde?¿En los bares de hachís?
-Sí verás, el rollo funciona así: es legal comprarlo, es legal poseerlo y si eres propietario de un bar de hachís, es legal venderlo. Es legal que lo tengas pero, pero, tampoco importa. Imagínate esto ¿vale? Si te detiene un poli en Amsterdam es ilegal que pretenda cachearte.
En Amsterdam los polis no tienen ese derecho.
-Jo macho, yo me voy allí sin dudarlo, joder que si me voy.
- Lo sé tío, eso sí te molaría..."
Como cualquier admirador de Tarantino sabrá, esas son las palabras entre Vincent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) en su diálogo "pequeñas diferencias" en Pulp Fiction.
Y es que hay tres cosas que le pasa por la cabeza a la mayoría de la gente cuando piensa en Amsterdam:
Los ocho euros que costaría un gramo de marihuana en un coffeshop,
Los veinte de un paseo en barca por sus canales
Y los cincuenta euros por un servicio básico en el Barrio Rojo.
Pero Amsterdam es mucho más. Es cultura con multitud de museos y galerías de arte, es ambiente por las calles, con una población joven, son edificios con historia y de arte moderno, son parques, jardines y culto a las flores (por algo Holanda es el mayor exportador de flores de Europa). Amsterdam es bicicletas, bicicletas y más bicicletas, turistas, multitud de librerias, gente amable y abierta al extranjero, mercados en la calle, mezcla etnica y restaurantes de todo tipo... Pero sobre todo, Amsterdam es CALIDAD DE VIDA.
En cuanto pisas la ciudad eres consciente de que la gente vive muy bien. Los sueldos son, de media, mucho más altos que en España, y aunque los precios también, al cambio "ganan por goleada". Para hacerse una idea basta decir que tienen una tasa de paro inferior al 3%.
Es una ciudad con una afluencia altísima de turistas, reflejado en el tamaño del aeropuerto. Desde que bajas del avión hasta que recoges las maletas puedes estar veinte minutos andando, aunque está todo muy bien señalizado. Para ser una ciudad aproximadamente como Valencia, tiene un aeropuerto 10 ó 15 veces mayor.
La salida del aeropuerto da a una plaza cubierta por donde se accede al parking y al andén del tren que nos llevará a la Estación Central de Amsterdam.
El trayecto es de unos 15 minutos y cuesta unos 6€. Los billetes pueden sacarse en cualquiera de los cajeros electrónicos que hay para tal fin, aunque, y eso sí me parecio curioso, solo puede pagarse con tarjeta de débito (no acepta ningún tipo de tarjeta de crédito).
Llegados a la estación, la mejor manera de moverse es en tranvía.
Hay varias opciones de billetes. El sencillo es bastante caro: 2,5€ por trayecto para una sola zona, pero existe la posibilidad de comprar en estancos y tiendas de souvenirs un bono llamado "Strippen Kaart" de 15 ó de 45, siendo el precio del primero de 7,30€.
Antes de realizar mi viaje estuve buscando información sobre estos abonos y no terminé de enterarme muy bien, así que trataré de explicarlo, aunque sin duda es mucho más fácil de usar que de contar.
Amsterdam está dividida en doce zonas (Centrum, Coentunnel, Noord, IJburg, West, Zuid, Oost, Badhoevedorp, Schiphol Oost, Amstelveen, Ouderkerk, Zuidoost y Nes a/d Amstel), teniendo lo más interesante en la zona Centrum.
Para empezar hay que saber que cuando montas en el tranvia o el autobus (los billetes son comunes para unos buses determinados) te validan tu billete.
Si es el sencillo, lo hace una máquina por la que tendrás que pasarlo. Si es el Strippen kaart lo hará el conductor poniendote un cuño.
La máquina graba en la banda magnética la hora a la que has montado y si usas el abono, entonces la hora es la que te ha puesto el conductor con el cuño.
Esto es así porque tienes una hora a partir de la validación del billete para viajar a lo largo de la zona por la que te estás moviendo, pudiendo cambiar de tranvía y de autobús en todo ese tiempo.
Si se usa el billete sencillo es importante saber que también hay que pasarlo por la máquina a la salida porque es lo que te da opción de volverlo a ticar en otro medio de transporte dentro de esa hora. Si no el billete no te servirá.
Después de todo este rollo lo principal es saber que en realidad no hay ninguna complicación. Con el sencillo subes al tranvía o autobús, se lo pides al conductor si no lo has comprado antes, lo pasas por la máquina, te sientas (si hay sitio, claro), das al botón cuando quieras pararte, validas otra vez el billete y te bajas, pudiendo coger otro transporte en el transcurso de una hora. Por contra pagas el trayecto bastante más caro.
El Strippen Kaart tiene 15 o 45 huecos en blanco colocados en columna uno bajo el otro.
Cuando se lo damos al conductor al montar, le decimos por cuantas zonas vamos a movernos. Si es por una sola zona (será lo más habitual) dejarán una linea en blanco y nos pondrán el cuño con la fecha y hora en la siguiente. Si fuera por dos zonas, dejarán dos en blanco y ticarán el siguiente. Tres zonas tres en blanco... Por eso, aunque compremos el de 15, en realidad serán siete viajes como mucho.
Este billete, además de ser más barato tiene la ventaja de que puede usarse para varias personas.
En las paradas de tranvía y autobús podemos ver los mapas para saber cuantas zonas recorreremos y los transbordos que podemos realizar para llegar a nuestro destino.
También tenemos la opción de la bicicleta, pero para el turista es bastante caro. El alquiler de una bici para todo el día es de 15€ por persona. Las hay de todos los tipos, tamaños y colores aunque normalmente las que alquilan suelen ser amarillo o naranja fosforito, indicando a los chorizos que esa biciclete no es "foranea", por lo que si además queremos una que pase inadvertida, las que ellos llaman "de incognito", hay que pagar de cinco a diez euros más. También hay que añadir 5€ más de seguro (robo, rotura, etc), opción a tener en cuenta ya que el robo de bicis y el trapicheo de piezas en el mercado negro es altísimo.
En definitiva, no hace falta ser un viajero muy atrevido o experimentado para viajar a Amsterdam. Puede encontrarse vuelos muy baratos desde muchas ciudades de España y con unas nociones básicas y no muy elevadas de ingés, nos moveremos sin problemas ya que todo el mundo allí habla dos o más idiomas, siendo el inglés uno de ellos (no doblan muchos de los programas y películas que ven por la televisión). Eso sí, el holandés no hay quién lo entienda. Suelen ser muy pacientes y atentos.
El centro de la ciudad está dividida en barrios: el casco histórico, el Jordaan, el barrio judio, la zona de los museos y el cinturón de canales (occidental y meridional) y aunque hay multitud de museos en todos los barrios, la ciudad en sí ya constituye uno. Sorprende la inclinación hacia alante de las fachadas de los edificios y la inclinación de las casas.
Prometo que no es aberración del objetivo y que la cámara estaba nivelada.
El escudo de Amsterdam con sus tres cruces características podremos verlo en muchas fachadas.
Conviene reservar hotel con tiempo ya que se llena todo, sobre todo en temporada alta.
Nosotros elegimos el b&b Vondel View para dormir. No es barato pero la comodidad y calidad son altos, está situado en buena zona, junto al parque Vondel, en el barrio de los museos y a tan solo 10 minutos andando del cinturon de canales.
Rita es una fantástica anfitriona y los desayunos, servidos en la habitación, son abundantes.
Para los "enganchados" a la red tambien hay un ordenador con conexión a internet en la habitación, pudiendo prescindir del ordenador portatil.
El Vondel Park, con sus aproximadamente 47 hectareas, es el más famoso de la ciudad. A él se acerca mucha gente para pasear, practicar deporte e incluso cocinar en barbacoas cuando hace buen tiempo. Creo que en invierno patinan en sus lagos helados.
El parque está rodeado por mansiones de autentico lujo y alguna iglesia.
Al este del parque, a tan solo cinco minutos andando, encontramos dos de los museos más conocidos de la ciudad: el Rijksmuseum y el Van Gogh.
Es una de las zonas más señoriales de la ciudad, donde veremos en calles como Van Baerlestraat y alrededores tiendas muy lujosas.
Tras el museo Van Gogh se encuentra una gran extensión de cesped ideal para pasar un rato tranquilo y desde donde habría una buena perspectiva del Rijksmuseum si no fuera porque está en obras... No lo visitamos ya que por este motivo solamente tenía una sala abierta.
Sí entramos al Van Gogh, para el que cualquier incondicional de este pintor tendrá que pagar 15€ por entrar. Tengo que reconocer que no soy un gran admirador de su obra y contando con que muchos de sus cuadros están desperdigados por el mundo y no en esa sala, me pareció un poco excesivo el precio.
Aparte de estos dos museos, también podemos encontrar el Museo Stedelijk de arte moderno, el Concertgebouw, el Nederlands Film museum, el Museo Heineken, y el Museo del diamante (creo que no se me olvida ninguno).
Al este de la ciudad encontramos el barrio judío, que comprende Waterlooplein y el Plantage. Este barrio, originalmente pobre y marginal tras la segunda Guerra Mundial, vio su recuperación gracias al dinero de la talla de diamantes, convirtiéndose en uno de los más prósperos y ricos de toda la ciudad.
En Waterlooplein podremos ver De Hogeschool Voor de Kunsten (academia de bellas artes), la casa museo de Rembrandt, el Holland Experience 3D Movie Theatre, el Joods Historisch Museum, y la Zuiderkerk, también llamada la iglesia del sur (al fondo de la siguiente foto).
En el Plantage, situado un poco más al sur, están el Stadsschouwburg (teatro municipal), el Jardín Botánico (de los más antiguos de Europa), el Verzetsmuseum y el Artis Zoo entre otros.
Como llevábamos varios dias con un buen ritmo, decidimos cogernos un día más tranquilo para visitar el zoo.
Es el más antiguo de Europa y el cuarto más grande del mundo, y aunque por fuera no parece gran cosa, verlo entero con calma puede llevarte todo el día (abre de 10 a 18 horas).
Dispone de un pequeño planetario con fotografías tomadas por el Hubble, aviario, reptiles, mariposario, insectario, un acuario muy interesante, un edificio dedicado a a la geología y una sala con multitud de vitrinas dedicada a la evolución de las especies, además, claro está, de muchos animales.
El barrio de Jordaan quizá sea el menos conocido, pero no por ello menos interesante. El mayor encanto que tiene es el de pasear por el laberinto de sus calles y disfrutar de los patios ajardinados que veremos en muchos de sus rincones donde antiguamente se tendía la ropa a secar.
Es quizá una de las zonas menos bulliciosas de la ciudad, lo que invita a no romper esa calma. Algunos edificios son autenticas obras de arte.Puede visitarse el Woonbootmuseum o museo de las casas barco, así como varios mercados (de ropa, comida, música y antiguedades).
Parece ser que la moda de vivir en casas barco surgió tras la Segunda Guerra Mundial por la escasez de vivienda y la modernización de la flota holandesa, que dejó multitud de varcos vacíos. Sin embargo, lo que antaño fué una solución para abaratar costes, en la actualidad se ha convertido en un lujo que muy pocos se pueden permitir.
No entendí muy bien el tema pero parece ser que en el barrio hay devoción por cuatro cantantes muy conocidos allí (Johnny Jordaan, Tante Leen, Manke Nelis y Johnny Meyer), que además tienen sus estatuas en la calle Elandsgracht y que cantaban música popular holandesa, hasta el punto de que en septiembre se realiza un festival en memoria al primero de ellos en el que por la tarde la gente se reune en torno a la orquesta para cantar a coro sus canciones (el que tenga mucha curiosidad puede pinchar aquí para oirlo, eso sí, bajo su responsabilidad).
Por la noche la media de edad baja para reunir en torno a un grupo de música a la gente joven. Esto no difiere mucho de lo que conocemos aquí: mucha gente + mucho alcohol destilado + drogas + un recinto pequeño = multitud de policia a la espera de actuar.
Para los que busquen algo más de tranquilidad, si el tiempo lo permite se puede disfrutar de actuaciones en la calle.
La zona de canales o cinturón de canales es la más extensa de la ciudad, ya que rodea a esta de oeste a este.
Junto con el área medieval es la más turística y la que más ambiente, zonas de marcha, restaurantes, hoteles y tiendas tiene. Aunque habría que diferenciar entre la zona occidental, más tranquila y con más arte, y la meridional, donde se concentran las hordas de turistas.
Es imposible contar todo lo que puede verse por los canales sin que esto se haga eterno y no parezca la Lonely Planet. Lo mejor, como ocurre en toda Amsterdam, será perderse por sus calles y canales con un buen mapa en una mano y una buena guia en la otra, aunque destacaré algunas cosas.
En la zona occidental:
Imprescindible la iglesia de Westerkerk, con la torre más alta de Amsterdam.
Típico pero para mi totalmente irrelevante: la casa de Anne frank. A partir de una novela se las han ingeniado para cobrar 8€ por mostrar las penurias y desgracias durante la represión de los Nazis.
La fachada de la casa no tiene nada interesante y está tapada, lo único que hace llamar la atención al extranjero sobre su ubicación es la larga cola de turistas y el cartel que se ve en la foto de abajo.
Hay muchos más museos, galerías y exposiciones (Theater Instituut Nederland, edificio Felix Meritis, Instituto holandés de arte visual, etc), por lo que habrá que elegir bién qué se quiere visitar.
Tengo que destacar la cafetería restaurante "De Doffer", en la calle Runstraat 12 [mapa]. Bocadillos exquisitos, buen trato y precio notablemente más bajo que en sitios más céntricos.
Si pasamos a la zona meridional de los canales, habría que empezar por la plaza Leidseplein [mapa]. Al ser punto de encuentro de multitud de tranvías, hace que sea fácil llegar a ella desde cualquier sitio de la ciudad. Aquí hay para todos los gustos: hamburgueserías, restaurantes de todo tipo y precios, bares, cafeterías, pubs, discotecas y por supuesto variedad de coffeshops. Los fines de semana suelen montar un escenario en el centro de la plaza donde tocan distintas bandas hasta bien entrada la noche.
Cerca de Leidseplein se encuentra Max Euweplein [mapa], una plaza donde también podremos comer o tomarnos una cerveza. Aquí encontraremos el Hard Rock Cafe, el Comedy cafe, y la franquicia de un japones de un estilo que yo no he visto por España: el Wagamama.
En esta plaza también se encuentra el casino de Amsterdam.
Lo curioso de esta placita es que es el lugar de encuentro de los que quieren retarse al ajedrez. Cada uno se lleva su tablero pero hay uno pintado en el suelo y según van perdiendo, la gente pide la vez para ir retando al ganador. Es divertido ver alguna partida y observar como algún que otro jugador con los ojos demasiado rojos se devana los sesos en cada movimiento.
Llegados a este punto creo que debería hablar del tema del hachis y del "funcionamiento" de los coffeshops, que los hay de todos los tamaños y más o menos llamativos.
De todos es sabido que la marihuana y el hachis son legales en Amsterdam, y no se puede fumar en la calle. Esta restricción no se aplica demasiado en Amsterdam ya que hay mucho turista y es facil ver gente fumando por la calle, con la policia haciendo la vista gorda.
Sin embargo, en otras ciudades como La Haya, está muy penado fumar fuera de los sitios habilitados para ello y es castigado con fuertes multas. Además no es tan común ver coffeshops en cualquier calle y hay que ir a buscarlos expresamente.
Hay que aclarar que entrar a un coffeshop no implica necesariamente estar interesado en la marihuana. Puedes ir a tomar un café si lo que te interesa es "ver el ambiente".
A veces, al entrar puede haber dos cajas distintas, una para el servicio de cafetería y otra para sustancias más fuertes, aunque esto no siempre es así. Tienes a tu disposición una carta con todos los productos que te ofrecen: distintos tipos de marihuana y hachis, petardos ya liados y los famosos pastelitos (space cakes).
El precio suele andar por los 8€ el gramo de marihuana, unos 4€ el porro liado, y entre 4 y 6€ el pastelito o magdalena. Esto siempre dependerá de la clase de hierba que se compre.
El precio no es barato, pero supongo que de ahí el estado recaudará bastante y se supone que la mercancía es buena (no puedo dar mi opinión ahí, este blog también lo lee mi madre, je, je).
Lo que sí parece ser una buena experiencia son los pastelitos, pero hay que saber que se tiene entre manos y no excederse. Es recomendable tener el estómago lleno y empezar con poca cantidad (un cuarto o medio) porque no sabes la cantidad de "mantequilla" que lleva y porque ingerido notas los efectos de golpe y sobre la hora y media después. También es importante controlarse y que no entre el pánico, no ponerse ciego uno solo y si notas que la cosa se va un poco de madre, ingiere azucar, eso siempre ayuda. No sería el primero que acaba en los canales o en urgencias por un "mal viaje".
En los coffeshop hay un poco de todo, desde cincuentones solos poniendose finos, pasando por un "seudopintor" que con plastidecor pintaba circulitos y era capaz de fumarse tres canutos en media hora, parejas de novios, amigos jugando al ajedrez... pero lo que más abunda son los turistas poniendose ciegos.
También tengo que decir que para la cantidad de "fumaos" que había por la calle, no vi ningún jaleo en toda la semana.
Ahhhh, casi se me olvidaba. Lo paradójico del asunto es que en los coffeshop NO SE PUEDE FUMAR TABACO!!! ¿no es para cagarse?
Retomando la ruta por Amsterdam, volvemos a la plaza Leidseplein y desde allí subimos por Leidse street y tras cruzar cuatro canales llegamos al famoso mercado de las flores, muy frecuentado por los turistas (y carteristas), donde en principio los precios deberian de ser un poco más altos que en el resto de la ciudad, pero por lo que yo he podido comprobar, no siempre es así.
Si la comparación la hecemos con España, los precios son mucho más bajos. Depende del producto que queramos comprar, pero los tulipanes, que parece sea lo más típico, estaban por unos 3€ la decena. Las rosas costaban más aquí que en otras ciudades: en Amsterdam 20 rosas 7,5€, en La Haya 3€.
Había 100 elefantitos distribuidos por toda la ciudad pintados y decorados por distintos artistas y era divertido encontrarlos por los rincones más insospechados. Estos estaban junto al mercado.
Cerca del mercado de las flores podemos visitar la iglesia krijberg.
Hay muchas más cosas que visitar (museo fotográfico, el museo Van Loon, el Willet-Holthuysen...) pero una vez más, lo mejor es pasear y disfrutar de esas obras de ingeniería construidas para el tráfico de mercancias y que ayudan a controlar el nivel y evitar así inundaciones.
Por cierto, quizá sorprenda que los canales no desprendan olor. Esto es así porque están diseñados para que el agua circule, renovándose constantemente.
Dentro del cinturón de canales encontraremos el centro histórico o casco medieval.
La plaza donde se ubican el Palacio Real y la Nieuwe Kerk (iglesia nueva).
El Monumento Nacional, en memoria a los caidos en la Segunda Guerra Mundial.
El edificio Magna Plaza, con su impresionante vestíbulo. Antiguamente edificio de correos y centro comercial en la actualidad.
La Galería de la Guardia Ciudadana.
El tranquilo patio del antiguo convento Begijnhof, con su iglesia inglesa y su capilla.
La Estación Central.
El museo de ciencias y tecnologia Nemo.
La iglesia de San Nicolás.
Las tiendas de la calle Kalverstraat con el frenesí de la gente comprando en ellas (según la Lonely Planet, es la calle más cara del Monopoli holandés) que nos lleva al Barrio Rojo.
Es el sumum del pecado, repleto de burdeles, sexshops y coffeshops y seguramente el barrio más concurrido.
Pese a la mezcla de turistas, borrachos y chulos, es bastante seguro, aunque habrá que tener cuidado con la cartera y tener la precaución de no echar fotos directamente a los escaparates si no se quieren jaleos (motivo por el que todas mis fotos me han salido borrosas).
No deja de ser curioso como puedes pasear por sus estrechas calles mientras, desde los escaparates, señoritas ligeras de ropa no paran de echar los tejos tratando de seducir a todo el que pasa. Sin embargo el espectáculo me pareció fríbolo, asemejandose al "genero" que un carnicero pueda tener en su mostrador. Y no es una mera comparación ya que la mayoría de los burdeles tienen sus paredes alicatadas con azulejos blancos o negros, teniendo un espejo y en algunos casos una radio con la que poder mover las caderas a su son como única decoración. Si la cortina está echada, es que algún incauto ha caido en el embrujo de la seducción.
En pleno Barrio Rojo se encuentra la Oude Kerk (iglesia vieja). Es el edificio más antiguo de la ciudad y el sonido de su carrillón se hace oir mientras los paseantes "eligen" su mercancia a los pies de sus muros góticos.
Perteneciente aún a la zona Centrum, al norte de la ciudad se encuentra la zona de los muelles del este, lo que llaman las "islas de Borneo". Predomina la arquitectura moderna y hay un par de cosas que si disponemos de tiempo vale la pena visitar:
Scheepstimmermanstraat (ni de coña me lo hagas leer en voz alta) es un barrio de casas al pie del canal en las que se permitio a cada propietario elegir el diseño de su construcción, con la condición de no sobrepasar ciertas medidas. Esto dio lugar a una calle por lo menos colorida y curiosa.
Podemos pasar a la isla a través de dos puentes espectaculares diseñados por el arquitecto Adriaan Geuze. El más pequeño está preparado para bicicletas y el paso de minusválidos, mientras el más grande recibe el apodado anaconda por su serpenteo.
Cerca de aquí, en Funenkade 5 [mapa] podemos visitar el único molino que queda en Amsterdam, el molino Gooyer. En la actualidad es una vivienda privada.
Teniendo tiempo (Amsterdam se ve bien en tres o cuatro días), hay muchas excursiones que pueden hacerse.
Una de las imprescindibles sería La Haya (Den Haag como dirian los holandeses).
El ambiente es totalmente distinto, hay menos turismo y aunque Amsterdam es la capital de Holanda, La Haya sería el centro político y financiero.
Es donde se encuentran la mayoría de oficinas y embajadas, con barrios que integran una interesante mezcla de edificación antigua con ultramoderna.
La ciudad tiene un ambiente más distinguido, aunque no será la primera imagen que tendremos al bajar de la estación.
La haya tiene dos estaciones de tren, y la que nos toca viniendo de Amsterdam está a las afueras en lo que en principio parecería una zona un poco más abandonada y con un alto índice de inmigración.
No hay que desmoralizarse, basta con caminar por la avenida que se extiende frente a nosotros para poco a poco dejar atrás esta zona y trás cruzar un canal y atravesar el barrio chino, adentrarnos en el corazón de esta ciudad.
Una vez en el centro no nos costará mucho ubicarnos, la ciudad es pequeña y bastante manejable. Lo mejor será buscar una oficina de turismo y pedir un mapa de la zona.
Interesante para ver podría ser:
La zona comercial, con sus altos edificios modernos y la otra estación central del tren (supongo que será a esta estación donde lleguen los trenes internacionales).
Cerca de la zona de oficinas la Nieuwe Kerk.
Toda la zona centro, con calles repletas de tiendas,
La Royal Picture Gallery Mauritshuis, el Parlamento Holandes o Binnenhof,
La zona que rodea el Escher Museum, con sus enormes árboles dando sombra. Al museo no entramos, porque aunque la obra de este extraño artista me parece interesante (sobre todo si de puzles se trata), no me parecio que de como para un museo.
El Palacio Noordeinde y algunas de las galerias de arte y exposiciones que por esas avenidas podremos ir viendo. En particular me encantó esta sobre fotografia:eckhart.
Aquí es posible encontrar bares con sus "Spanish tapas"
Y por supuesto La Corte Internacional de Justicia, ese tribunal de Naciones Unidas al que estamos deseando que manden a más de uno por las atrocidades cometidas y que en el fondo, no estoy tan convencido de su utilidad...
Para llegar hasta él hay que cruzar toda la ciudad y pasar por un barrio en la que encontraremos la mayoría de las embajadas.
Es curioso como es más complicado encontrar coffeshops en esta ciudad. Los hay, pero hay que buscarlos. Aquí no está tan bien visto y por supuesto nada de fumar hachís en la calle, La Haya tiene "aires" de ciudad distinguida y si te pilla la policia te impondrán una fuerte multa.
En definitiva, aunque Amsterdam (y Holanda en general) no tiene el esplendor de Paris, ni el arte y la historia de Roma, ni el encanto de Praga, ni el ambientazo de Dublín, ni por supuesto la naturaleza exuberante de Islandia, es sin duda, la ciudad europea a la que me iria a vivir sin pensarlo dos veces. Espero haberos convencido con esta entrada (en especial a Jose y Lidia) de que al menos merece una visita y no solo por sus tópicos.
Bienvenidos a esta ventana al mundo.No pretendo hacer una guía detallada de cada viaje puesto que en internet hay mucha más información que la que yo os puedo dar, lo que pretende este blog es fundir dos de mis grandes pasiones: viajar y la fotografia y enseñar así las vivencias personales, las curiosidades y la manera de disfrutar un viaje de una manera muy particular: la mía.
Trataré de dar información útil, tanto en mis textos como con enlaces a distintas webs. Los artículos variarán en su composición dependiendo del tipo de viaje, pudiendo tener más contenido en texto o casi exclusivamente fotografias.
Por si interesa a alguien, el equipo fotográfico que uso consta de una compacta Canon PowerShot S50, una Canon EOS 400D y una EOS 7D con distintos objetivos: 18-50 de Canon, un 18-200 de Sigma y un macro de focal 50mm también Canon. También un flash speedlite 480 EXII y diversos cachivaches más que cada vez hacen más difícil cuadrar el peso de la maleta en los aeropuertos...
Como vereis, este espacio web no tiene publicidad, así que los comentarios son bienvenidos y siempre se agradecen.
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Espero que lo disfrutéis.
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martes, 15 de septiembre de 2009
Amsterdam: ocho, veinte y cincuenta euros...
Etiquetas:
Amsterdam
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