Tras un despegue excesivamente brusco para mi gusto en Barajas y después de 1:45 horas de vuelo aproximadamente llegamos a Casablanca, en donde teníamos que coger vuelo con Air Marroc dirección Marrakech.
Nos tuvieron cerca de dos horas en esa sala con el aire acondicionado a toda pastilla, totalmente abandonados y sin darnos explicación alguna del retraso. Había dos tristes cuartitos haciendo las funciones de aseos en el que no se especificaba el sexo de cada uno y una luz ambiente muy triste que daba un aspecto aún más lúgubre a la ya antigua y mal decorada estancia.
Elegimos Riad Edén por su buena situación y aunque la habitación y las instalaciones estaban bien, creo que el precio es un poco caro para lo que se ofrece. Está regentado por Emmanuel, un francés afincado allí. Si le preguntáis estará encantado los sitios de mayor interés y como no, si os interesa alguna excursión, él puede arreglarlo (supongo que con su correspondiente comisión).
Con un poco de maña para el regateo y si tenéis la suerte de no pillar lleno el riad, podréis intentar regatear el precio de la habitación, es posible bajarlo.
Desde las plantas superiores se pueden tomar buenas fotos y disfrutar de una panorámica de la plaza.
El zoco está estructurado por “gremios” o actividades parecidas, así que pasearemos por la zona de las especias, por las de las babuchas, las telas, el cuero, el mercado de fruta, carne, pescado y verdura al aire libre (es todo un espectáculo ver como están las piezas colgadas a la intemperie), lámparas, tintoreros, etc.
Otras visitas interesantes en Marrakech son:
- El palacio el-Badi, en el que solo puedes hacerte una ligera idea del esplendor que tuvo ya que está en un estado ruinoso. También construido por Ahmed al-Mansour fue llamado “El Incomparable” puesto que estaba considerado como el más hermoso del mundo.
- Las tumbas saadies, pequeño recinto en el que están enterrados la mayor parte de la familia saadi. Es uno de los mejores ejemplos del arte decorativo marroquí-andalusí.
Hay mucho más para visitar, como los jardines de la Menara, que nosotros vimos por fuera y no nos llamó mucho la atención. El jardín Majorelle, del diseñador Yves Saint-Laurent, que no tuvimos tiempo de visitar, el palacio Bahia, la mezquita y madraza de Alí ibn Yusuf, el museo de Marrakech, el palacio Dar el-Bacha y un sinfín de jardines.
Algo curioso de ver son las curtidurías de piel. Lo ideal es coger un taxi hasta las puertas de Bab Debbagh o Bab Lalla Aouda Saadia, al noreste de la medina. Nada más entrar veremos una a mano izquierda, aunque a lo largo de esa calle hay varias. Hay unas treinta en la zona, aunque vista una vistas todas.
Al entrar en la medina enseguida nos saldrá alguien al paso diciéndonos que puede hacernos de guía o que él es el “capataz” de las curtidurías y que es el que mejor os las puede enseñar.
No sé si dejarán entrar en ellas si no se va acompañado y decidimos “dejarnos guiar” y poder así tirar alguna foto no sin antes acordar el precio.
Después de la visita a la curtiduría te llevan a ver una tienda donde continúan con las explicaciones y de paso intentan venderte algún puff o bolso de piel de camello.
El proceso de curtido sigue siendo totalmente artesanal y es el motivo por el que huele tan mal allí. Al entrar os darán hierba buena para que os la pongáis en la nariz y minimizar el olor.
Para ablandar la piel es necesario el amoniaco y la sustancia natural que usan son los excrementos de paloma. Esto sumado a que se deja en remojo durante bastante tiempo os dará una idea del hedor. La gente que trabaja allí lo hace metida en estas fosas durante mucho tiempo al día, es un trabajo durísimo.
Si tomamos recto la calle por la que hemos entrado desembocaremos en el zoco.Pero si hay algo interesante en Marrakech es, sin duda, la plaza de Djemaa el-Fna.
Leí en alguna revista que Paul Bowles, escritor afincado en Tanger autor entre otras obras de “el cielo protector”, escribió que Marrakech sin esta plaza sería una más del norte de África.
En la plaza habrá que tener un poco de cuidado con la cartera, todo el mundo se pone de acuerdo en señalar la plaza como el lugar con más carteristas de la ciudad, algo normal si se tiene en cuenta que es el lugar más concurrido.
Según sea de día o de noche el ambiente en Djemaa el-Fna cambia, aunque hay incondicionales que podremos verlos a todas horas. Tal es el caso de las tiendas de alrededor, que están casi permanentemente abiertas, los puestos de zumo de naranja con sus pirámides de cítricos (no es aconsejable beber de los vasos que dan ellos ya que solo los aclaran) y las tatuadoras de henna.
Tengo que dedicarles unas líneas a estas tatuadoras ya que podréis verlas en muchas partes. Si se os ocurre hacer caso a su llamada ¡¡daros por tatuados!! Tienen un arte especial para atraer a la gente, sobre todo a las mujeres y empiezan convenciéndote para tatuarte la mano y puedes acabar con gena por todos los brazos y piernas.
El tatuaje en las mujeres es un símbolo sexual en la cultura marroquí, es una manera de ponerse guapas para sus hombres, esos mismos a los que les gusta que vayan totalmente tapadas para que no se las vea…
Esta foto es de la mano de Juliane, que junto con Helena fueron dos chicas brasileñas que conocimos a través de Jorge. Besos desde España para las dos.
En Djemaa el-Fna pueden verse encantadores de serpientes, paseadores de monos que aprovechan la mínima oportunidad para ponértelo en el hombro y sacar unos dírhams por la foto, vendedores de todo tipo, aguadores, bailarines que no paran de mover la borla de su gorrito, etc...
A todo esto hay que sumarle el tráfico rodado, los peatones, las calesas…
La mejor manera de disfrutar la plaza es pasear por ella y seguirle el juego a los vendedores y charlatanes, pero si se quiere ver de manera más tranquila se puede subir a alguna de las muchas terrazas desde donde se tendrá una vista más panorámica.
2 comentarios:
Felicidades, me habeis traido recuerdos de nuestros primeros viajes a Marruecos, un destino que nos encanta y al que estamos enganchados desde que lo descubrimos hace 13 años (desde entonces hemos vuelto cada año!)
Un saludo
Enric
Me alegro de que te haya gustado.
Es una lástima porque esta entrada no la tengo terminada y ha pasado tanto tiempo que ya casi no recuerdo el viaje. Tendré que hacerme el ánimo y acabarla.
Gracias por tus comentarios.
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