Bienvenidos a esta ventana al mundo.No pretendo hacer una guía detallada de cada viaje puesto que en internet hay mucha más información que la que yo os puedo dar, lo que pretende este blog es fundir dos de mis grandes pasiones: viajar y la fotografia y enseñar así las vivencias personales, las curiosidades y la manera de disfrutar un viaje de una manera muy particular: la mía.
Trataré de dar información útil, tanto en mis textos como con enlaces a distintas webs. Los artículos variarán en su composición dependiendo del tipo de viaje, pudiendo tener más contenido en texto o casi exclusivamente fotografias.
Por si interesa a alguien, el equipo fotográfico que uso consta de una compacta Canon PowerShot S50, una Canon EOS 400D y una EOS 7D con distintos objetivos: 18-50 de Canon, un 18-200 de Sigma y un macro de focal 50mm también Canon. También un flash speedlite 480 EXII y diversos cachivaches más que cada vez hacen más difícil cuadrar el peso de la maleta en los aeropuertos...

Como vereis, este espacio web no tiene publicidad, así que los comentarios son bienvenidos y siempre se agradecen.
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Espero que lo disfrutéis.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Marrakech


Tras un despegue excesivamente brusco para mi gusto en Barajas y después de 1:45 horas de vuelo aproximadamente llegamos a Casablanca, en donde teníamos que coger vuelo con Air Marroc dirección Marrakech.

Poco puedo decir del aeropuerto en Casablanca: un olor muy fuerte a lejía dirección a la puerta de embarque nº 8, como siempre pité en el detector de metales del control policial, pero esta vez no solo no me cachearon, si no que no me dedicaron ni una triste mirada.
En dirección a una sala de espera muy cutre en la que nos "confinaron" a 28 personas y a través de los cristales pude ver el caos de maletas tiradas por el suelo a lo largo de toda la terminal... ¿llegaría la nuestra? Poco a poco me iba haciendo una idea de donde habíamos ido a pasar las vacaciones.
Nos tuvieron cerca de dos horas en esa sala con el aire acondicionado a toda pastilla, totalmente abandonados y sin darnos explicación alguna del retraso. Había dos tristes cuartitos haciendo las funciones de aseos en el que no se especificaba el sexo de cada uno y una luz ambiente muy triste que daba un aspecto aún más lúgubre a la ya antigua y mal decorada estancia.
Las vistas al otro lado del cristal solo daban para ver un cielo muy nublado y un avión sucio y descuidado que por el tiempo que tardó en desembarcar a sus pasajeros parecía tener algún tipo de problema. El echo de verme más tarde subiendo por las escaleras para entrar en él no ayudó a que me tranquilizara.
La espera en el aeropuerto al menos tuvo efectos positivos: conocimos a Jorge, un chico de Gandia que fue una compañía muy grata y que nos acompañaría en algunos momentos del viaje ¡¡¡ un saludo desde aquí chaval!!!
Llegados a Marrakech tenemos el primer choque con la realidad, un calor abrasador y pegajoso...Cambiamos algo de dinero en el aeropuerto a 11.1 MAD para poder pagar el taxi. Jorge tiene hambre y se compra "uns passtissets" y por el peso que perdió en el viaje, creo que fue lo más solido que comio en muchos dias.


Decidimos ir los tres en el mismo petit taxi hacia Bab Mellah y tenemos el primer regateo de los cientos que tendríamos en adelante (la foto puede daros una idea de lo que es coger un taxi en este país).



Estábamos en desventaja y los taxistas "jugaban en casa", cargados de maletas hasta las orejas sabían que no cogeríamos el autobús, mal momento para un farol... Al final 100 MAD por los tres (creo recordar que empezó en 200 MAD). Me prometo que tengo que apretar más la próxima vez.

El viaje del aeropuerto a Marrakech me da consciencia de lo que me espera cuando coja el coche de alquiler. Daba la sensación de que nos la pegaríamos con cualquiera de los cientos de coches, motos, bicis, carros, etc que se pusiera a tiro, pero no. Rápidamente nos damos cuenta de como funciona el tema: tres carriles por sentido (en cada carril pintado en la carretera), los STOP los pasa uno rapidito, las rotondas si se hacen rectas se acorta más (por cierto y antes de que se me olvide, en Marruecos tiene preferencia el que entra en la rotonda y no el que está dentro, ojo con esto que va al contrario que en España)... ¡¡¡Es la guerra, la ley del más grande!!! y en ese momento me arrepentí de haber pedido el coche el coche de alquiler más pequeño de la gama [...]


Nuestra primera entrada en la medina fue por Bab Mellah, La cantidad de tráfico en esta rotonda es aún mayor que por las avenidas que desembocan en la ciudad vieja.
Marrakech entra por los cinco sentidos, pero sobre todo por la vista y el olfato. En el aire se mezclan el olor de la carne y el pescado, de las especias y los dulces, de la basura, el olor a humanidad y a combustible quemado por los coches y motos.
En Bab Mellah y después de pagar al taxista nos asaltan los “porta maletas” con sus carretas dispuestos a tirar de ellas hasta tu alojamiento por unos cuantos dírhams. Si no está muy lejos, unos 20 MAD serán suficientes, pero eso, como no, también hay que regatearlo. Si les haces caso a la primera puedes pagar hasta 80 MAD.
Dejamos a Jorge “negociando” el precio de su trasporte y nosotros pusimos rumbo a nuestro riad. Nos quedó un mal sabor de boca ya que Jorge no tenía muy claro donde tenía que ir pero como parecía que se desenvolvía bien nos fuimos. Al día siguiente comprobamos que fue así.



Una vez dentro de las callejuelas tuve la sensación de estar entre un montón de extras de una película que realizan su papel a la perfección. Este pensamiento me acompañó bastantes veces a lo largo del viaje, parece imposible que todo ese caos de gente y tráfico puedan convivir sin tener altercados y sin tenerlo antes estudiado. En la foto podeis haceros una idea de lo estrechas que son las calles.





En Marrakech pasamos 5 noches, las dos primeras dentro de la medina en el Riad Edén, a la vuelta del sur una noche para hacer escala antes de ir a Essaouira en un Ibis (bastante flojito) y al final del viaje dos noches más en el Hotel Riad Mogador Opera, en la ciudad nueva o Gueliz para no tener que entrar con el coche de alquiler en la medina otra vez.







Los hoteles en Marruecos son bastante viejos y caros en general, Hay que quitarse de la cabeza la idea de Marruecos como destino barato de vacaciones.




Se han puesto muy de moda los riads, teniendo una gama muy amplia de precios (desde 150 MAD hasta más de 600) y han aprovechado muy bien el tirón de internet para promocionarse, con lo que abusan un poco.

Elegimos Riad Edén por su buena situación y aunque la habitación y las instalaciones estaban bien, creo que el precio es un poco caro para lo que se ofrece. Está regentado por Emmanuel, un francés afincado allí. Si le preguntáis estará encantado los sitios de mayor interés y como no, si os interesa alguna excursión, él puede arreglarlo (supongo que con su correspondiente comisión).

Con un poco de maña para el regateo y si tenéis la suerte de no pillar lleno el riad, podréis intentar regatear el precio de la habitación, es posible bajarlo.











La primera impresión que da caminar por las calles de la medina y del zoco es que nos va a resultar complicado salir, pero tras pasear dos o tres veces veremos que al menos el bazar de Marrakech es más asequible de lo que parece.

Al principio puede resultar un poco pesado debido a la “presión” que ejercen los vendedores pero si conseguimos tomárnoslo con calma y buen humor, llegará un momento que el visitante disfrutará del colorido de sus calles, de los olores y del ambiente de cachondeo en general.

Un buen sitio para hacer un alto en el camino y disfrutar de un buen café o té a la menta mientras se observa el bullicio de compradores y vendedores es el Café des Épices en la plaza de las especias.

Desde las plantas superiores se pueden tomar buenas fotos y disfrutar de una panorámica de la plaza.


En el café también es posible conectarse a internet por wifi si uno lleva su propio ordenador. Os dejo alguna foto de la plaza.






















El zoco está estructurado por “gremios” o actividades parecidas, así que pasearemos por la zona de las especias, por las de las babuchas, las telas, el cuero, el mercado de fruta, carne, pescado y verdura al aire libre (es todo un espectáculo ver como están las piezas colgadas a la intemperie), lámparas, tintoreros, etc.







Otras visitas interesantes en Marrakech son:

- La Koutoubia, principal mezquita de la ciudad y que en como casi todas las del país, no se admite la entrada a los no musulmanes. Fue construida por el sultán el-Mansour (el victorioso) y el minarete tiene más de 70 m de altura.



- El palacio el-Badi, en el que solo puedes hacerte una ligera idea del esplendor que tuvo ya que está en un estado ruinoso. También construido por Ahmed al-Mansour fue llamado “El Incomparable” puesto que estaba considerado como el más hermoso del mundo.




- Las tumbas saadies, pequeño recinto en el que están enterrados la mayor parte de la familia saadi. Es uno de los mejores ejemplos del arte decorativo marroquí-andalusí.













Hay mucho más para visitar, como los jardines de la Menara, que nosotros vimos por fuera y no nos llamó mucho la atención. El jardín Majorelle, del diseñador Yves Saint-Laurent, que no tuvimos tiempo de visitar, el palacio Bahia, la mezquita y madraza de Alí ibn Yusuf, el museo de Marrakech, el palacio Dar el-Bacha y un sinfín de jardines.

Algo curioso de ver son las curtidurías de piel. Lo ideal es coger un taxi hasta las puertas de Bab Debbagh o Bab Lalla Aouda Saadia, al noreste de la medina. Nada más entrar veremos una a mano izquierda, aunque a lo largo de esa calle hay varias. Hay unas treinta en la zona, aunque vista una vistas todas.












Al entrar en la medina enseguida nos saldrá alguien al paso diciéndonos que puede hacernos de guía o que él es el “capataz” de las curtidurías y que es el que mejor os las puede enseñar.












No sé si dejarán entrar en ellas si no se va acompañado y decidimos “dejarnos guiar” y poder así tirar alguna foto no sin antes acordar el precio.















Después de la visita a la curtiduría te llevan a ver una tienda donde continúan con las explicaciones y de paso intentan venderte algún puff o bolso de piel de camello.

El proceso de curtido sigue siendo totalmente artesanal y es el motivo por el que huele tan mal allí. Al entrar os darán hierba buena para que os la pongáis en la nariz y minimizar el olor.

























Para ablandar la piel es necesario el amoniaco y la sustancia natural que usan son los excrementos de paloma. Esto sumado a que se deja en remojo durante bastante tiempo os dará una idea del hedor. La gente que trabaja allí lo hace metida en estas fosas durante mucho tiempo al día, es un trabajo durísimo.
































Si tomamos recto la calle por la que hemos entrado desembocaremos en el zoco.Pero si hay algo interesante en Marrakech es, sin duda, la plaza de Djemaa el-Fna.



Leí en alguna revista que Paul Bowles, escritor afincado en Tanger autor entre otras obras de “el cielo protector”, escribió que Marrakech sin esta plaza sería una más del norte de África.














En la plaza habrá que tener un poco de cuidado con la cartera, todo el mundo se pone de acuerdo en señalar la plaza como el lugar con más carteristas de la ciudad, algo normal si se tiene en cuenta que es el lugar más concurrido.
Según sea de día o de noche el ambiente en Djemaa el-Fna cambia, aunque hay incondicionales que podremos verlos a todas horas. Tal es el caso de las tiendas de alrededor, que están casi permanentemente abiertas, los puestos de zumo de naranja con sus pirámides de cítricos (no es aconsejable beber de los vasos que dan ellos ya que solo los aclaran) y las tatuadoras de henna.

Tengo que dedicarles unas líneas a estas tatuadoras ya que podréis verlas en muchas partes. Si se os ocurre hacer caso a su llamada ¡¡daros por tatuados!! Tienen un arte especial para atraer a la gente, sobre todo a las mujeres y empiezan convenciéndote para tatuarte la mano y puedes acabar con gena por todos los brazos y piernas.




El tatuaje en las mujeres es un símbolo sexual en la cultura marroquí, es una manera de ponerse guapas para sus hombres, esos mismos a los que les gusta que vayan totalmente tapadas para que no se las vea…
Esta foto es de la mano de Juliane, que junto con Helena fueron dos chicas brasileñas que conocimos a través de Jorge. Besos desde España para las dos.



En Djemaa el-Fna pueden verse encantadores de serpientes, paseadores de monos que aprovechan la mínima oportunidad para ponértelo en el hombro y sacar unos dírhams por la foto, vendedores de todo tipo, aguadores, bailarines que no paran de mover la borla de su gorrito, etc...
















A todo esto hay que sumarle el tráfico rodado, los peatones, las calesas…
La mejor manera de disfrutar la plaza es pasear por ella y seguirle el juego a los vendedores y charlatanes, pero si se quiere ver de manera más tranquila se puede subir a alguna de las muchas terrazas desde donde se tendrá una vista más panorámica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades, me habeis traido recuerdos de nuestros primeros viajes a Marruecos, un destino que nos encanta y al que estamos enganchados desde que lo descubrimos hace 13 años (desde entonces hemos vuelto cada año!)

Un saludo
Enric

Títere... ¿con cabeza? dijo...

Me alegro de que te haya gustado.
Es una lástima porque esta entrada no la tengo terminada y ha pasado tanto tiempo que ya casi no recuerdo el viaje. Tendré que hacerme el ánimo y acabarla.
Gracias por tus comentarios.