Bienvenidos a esta ventana al mundo.No pretendo hacer una guía detallada de cada viaje puesto que en internet hay mucha más información que la que yo os puedo dar, lo que pretende este blog es fundir dos de mis grandes pasiones: viajar y la fotografia y enseñar así las vivencias personales, las curiosidades y la manera de disfrutar un viaje de una manera muy particular: la mía.
Trataré de dar información útil, tanto en mis textos como con enlaces a distintas webs. Los artículos variarán en su composición dependiendo del tipo de viaje, pudiendo tener más contenido en texto o casi exclusivamente fotografias.
Por si interesa a alguien, el equipo fotográfico que uso consta de una compacta Canon PowerShot S50, una Canon EOS 400D y una EOS 7D con distintos objetivos: 18-50 de Canon, un 18-200 de Sigma y un macro de focal 50mm también Canon. También un flash speedlite 480 EXII y diversos cachivaches más que cada vez hacen más difícil cuadrar el peso de la maleta en los aeropuertos...

Como vereis, este espacio web no tiene publicidad, así que los comentarios son bienvenidos y siempre se agradecen.
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Espero que lo disfrutéis.

jueves, 22 de julio de 2010

17 de julio de 2010: YOSEMITE - SAN FRANCISCO


Al poco de salir de Mariposa el GPS nos llevó por carreteras que cruzaban enormes campos de frutales. Paramos en un Starbucks a tomarnos un "café" que acompañamos con unas fresas que acabábamos de comprar en un puesto ambulante.
Al poco esas carreteras desembocaron en una autopista enorme que llevaba directamente al puente de la Bahía de San Francisco.
Cada vez que cruzas uno de los dos puentes (en Golden Gate o el de San Francisco) para entrar a la ciudad, debes pagar un peaje que varía con el día de la semana, pero que ronda entre los 5 y los 10 dólares. Me parece un atraco, cuando además, el atasco que producen los peajes pueden hacerte estar parado casi una hora.
La entrada a por ese puente te permite ver todas las grúas del puerto en las que George Lucas se inspiró para diseñar algunas de sus máquinas de la Guerra de las Galaxias, aunque había muchísima niebla y no teníamos una vista clara de la bahía. Iba a ser la tónica fundamental en SF: la bruma.
Nos alojamos en el hotel Opal, cerca del barro japonés y bastante cerca de todo en taxi.






















Hicimos el check in y le pedimos a un taxi que nos llevara al Soto Mare, un restaurante que conocían Silvia y Luis especializado en marisco.

Si piensas que las persecuciones de coches que salen por las cuestas de San Francisco se limitan a unas pocas calles en la ciudad, estas muy equivocado. Son todas así, con grandes rampas que tomadas con un poco de velocidad (no hace falta tampoco mucha) hacen que el estómago te de un vuelco.






















Era un poco caro pero merecía la pena. La comida estaba buenísima. Una curiosidad: no sirven postres. En la carta el dueño dice que no puede comer dulces y que no está dispuesto a darle a sus clientes lo que no es bueno para él... Eso sí, recomienda algunos sitios cercanos donde tomarlos.



Desde el Soto Mare nos fuimos a ver el barrio chino de S.F.



La calle principal está dedicada casi exclusivamente para los turistas, con el género repetido en todas las tiendas y unos precios a mi juicio desorbitados, en los que canta demasiado como se han puesto de acuerdo todas las tiendas para no variarlos.

























Lo que si me pareció fascinante son las calles paralelas, en las que los compradores ya son chinos, el genero que se vende está pensado para ellos, los precios están en su idioma y donde el olor a especias y conservas de sus mercados te transportan al lejano oriente.




































































































Luego tocaba buscar algo que no podía demorar más en el tiempo: estaba en San Francisco, a tan solo media hora de Silicon Valley y Cupertino, donde "la era de la informática" comenzó... ¡¡Y aún no había pisado la Apple Store de esta ciudad!!
Para llegar allí desde China Town hay que atravesar la zona de Financial Square, donde se encuentra la flor y nata de las tiendas y boutiques de la ciudad.
La Apple Store es un edificio muy moderno y minimalista, como caracteriza a esta marca. Pero para ser el que está en la ciudad que vio nacer al genio de la informática Steve Jobs, tampoco es nada del otro mundo.



Estuve "husmeando" precios y solo se gana el cambio de moneda. Los precios son absolutamente iguales. Me iba a volver a España sin el nuevo Iphone 4G.
Vistas algunas tiendas caminamos por Market Street hasta llegar al puerto mientras veíamos caer el sol.



























Luis y Silvia decidieron ir al hotel, el día había sido muy largo, pero era sábado y nosotros haríamos la noche un poco más larga.
Solo por ver como se ilumina el Puente de la Bahía o el Golden Gate mientras lo hace el "skyline" de rascacielos que dan al mar vale la pena visitar esta ciudad.



Seguimos paseando por el centro de la ciudad y parecía mentira que fuera julio, el frío era muy intenso y yo me había dejado la ropa de manga larga en España.



Precisamente el frío era el culpable de que buscara un urinario desesperadamente y tras varios intentos infructuosos, acabamos en el impresionante edificio del centro comercial de Bloomingdales. Los baños estaban cerrados pero la gente de la limpieza nos hicieron el favor de abrirlos.
Hicimos un intento de ir andando al barrio de Castro, pero desistimos, estaba lejos y teníamos que atravesar una zona un tanto "peliaguda". Aunque dicen que San Francisco es segura, soy de la opinión que no hay que tentar a la suerte. El idioma es un hándicap y no sabes en que momento vas a echar de menos esas clases a las que no atendiste demasiado. La ciudad tiene bastante mendicidad y en según que barriadas, mucha miseria.
Vimos dar la vuelta al tranvía y los operarios deben estar más que acostumbrados a las fotos porque algunos saludaban.

































Al final taxi y al hotel.

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