Alarcón: Una deuda pendiente...

Por motivos personales hacía muchos años que tenía pendiente volver a este pequeño pueblo de Cuenca, y como dicen que el que paga sus deudas descansa, pues este año por fin la he saldado...

Las "minúsculas" cifras de Alarcón son engañosas, ya que aunque sus escasos 200 habitantes viven tan solo en unos 120 Kms cuadrados, el pueblo da una idea del esplendor que tuvo cuando contamos sus cuatro iglesias, sus cuatro palacios y el castillo con su fortaleza, ahora reconvertido en Parador Nacional.


El pasado de esta localidad se remonta a los Íberos (allá por el lejano siglo VI A.C.) y su importancia se consolida con la construcción del castillo y la fortaleza por los árabes. En el Siglo XII, Alfonso VIII la reconquista y a partir de ahí se le concede un Fuero (regulación de las normas de vida y comportamientos de los ciudadanos de una localidad durante la Edad Media).
La Orden de Santiago hizo de Alarcón uno de los núcleos más importantes de la zona para la gestión de los extensos territorios fronterizos en plena Reconquista.

A partir del siglo XIV, todo el territorio de Alarcón pasa a formar parte del Infante don Juan Manuel, donde escribe gran parte de su obra.

En la actualidad el castillo forma parte de la Red de Paradores Nacionales. Fue redecorado totalmente en el 2003.

Alguno de sus monumentos son.

La iglesia de San Juan Bautista, en la plaza principal del pueblo:


La parroquia de Santa María:


Iglesia de La Santísima Trinidad:


Una de las torres de defensa, la Torre del Campo:


La torre de los Alarconcillos vista desde la aspillera de la del Campo:


Vista del meandro del Jucar:


Y por supuesto el Castillo desde distintos ángulos:
















La Torre del Homenaje desde el patio del castillo:



Hay al menos cinco restaurantes en el pueblo, contando los de los dos hoteles. La Cabaña de Alarcón merece mención ya que la comida fue buena a un precio no demasiado abusivo. El trato también fue muy agradable y las vistas merecen la pena.
Pero la verdad es que si tuviera que elegir un solo sitio para comer o cenar, elegiría sin duda el Parador. Merece la pena pasar por Alarcón y alojarse un par de noches en él. Disfrutaremos de una comida exquisita, unos desayunos EXAGERADOS, un trato sublime y una paz y tranquilidad tanto en el hotel como en la población que invitan al descanso.