
Intentamos subir con el coche pero no era un 4 x 4 y como el camino tenía bastante nieve y estuvimos a punto de quedarnos atascados con el coche decidimos dejarlo y dar la vuelta.


A los pies del volcán hay una playa en la que naufragó un barco del que aún quedan restos esparcidos por toda la zona.


Cerca de allí hay una zona en la que aún quedan focas salvajes que se pueden ver a una cierta distancia ya que si nos acercamos demasiado se asustarían. Es de los pocos sitios donde quedan. Los islandeses acabaron con la mayor parte de la población de focas así como con TODOS los osos polares (he olvidado mencionar antes que el último lo tienen disecado en Húsavik). En estos momentos han vuelto, junto con los noruegos a la caza indiscriminada de ballenas, actividad que abandonaron hace unos años pero que retoman con la excusa de que la población ha empezado a recuperarse…. ¿por qué no dejan que se recupere del todo? Si realmente estos dos países son tan civilizados ¿Por qué no se lo demuestran al resto del mundo y en especial a Japón eliminando esta actividad? Como podéis comprobar no todo es bueno en esta sociedad.
La foto es muy mala, pero estabamos muy lejos.

Después de ver a estos graciosos mamíferos volvimos a hacer carretera camino de Reykiavik. Había dos opciones, la carretera normal, que serpenteaba rodeando un fiordo que nos retrasaba la marcha más de tres horas o coger lo que, al menos en aquella época, era el peaje más caro de Europa: un túnel excavado bajo el fiordo.
Nos decidimos por la segunda opción bajando lo que parecía el descenso al infierno por la pendiente que había.
Volvimos a Reykiavik a dar una última vuelta y para hacer las últimas compras. Desde allí fuimos otra vez a Njardvik para pasar la última noche.
A la mañana siguiente, muy temprano, cogimos el coche dirección al aeropuerto donde lo devolvimos a la compañía de alquiler.
Las carreteras tienen un arcén muy ancho sin asfaltar, con grava que en esa mañana comprobamos para que servía: con heladas todos los coches circulan por ahí. El coche patina en el asfalto.
Facturamos y tras dos horas de espera embarcamos sin problemas. Había acabado el viaje a uno de los destinos más curiosos y espectaculares en lo que a paisajes y naturaleza se refiere.
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