Dejamos la “civilización” para poner rumbo al “círculo de oro”, que es como se denomina a la zona más concurrida de toda Islandia: Pingvellir, Geysir y Gullfoss.
También hay que tener en cuenta las condiciones meteorológicas y la posibilidad de encontrar problemas en la vía.
Nos parecerá de risa pero uno de los principales motivos de accidentes viene provocado por la cantidad de animales sueltos que hay por todo el país, principalmente corderos y renos.
Hay que tomarse los desplazamientos como parte del viaje y disfrutar de los paisajes y se tiene que estar dispuesto a parar en cualquier momento que se vea algo que nos pueda parecer interesante: emisiones de vapor, cascadas, zonas volcánicas, etc.… Islandia es un país aún muy salvaje con muchos rincones que nos sorprenderán.
En el desvío de la carretera principal hacia Pingvellir nos encontramos con una manada de caballos típicos del país. Ya hace más que 900 años que la gente de Islandia prohibió la importación de cualquier caballo de otros países y así aseguró la pura raza del caballo islandés. Esta especie es muy distinta de los caballos de la Europa continental y tiene unas características muy particulares: su estatura es pequeña pero es un caballo muy fuerte. Mide 135 cm. de altura y es muy cariñoso. Los caballos islandeses son muy gentiles, tranquilos y valientes.
Remontando el río Sogid, de la foto de arriba (que como la mayoría es un paraíso para pescadores de trucha y salmón) y bordeando el lago Pingvallavatn, el de la foto de la derecha y el más grande del país, vamos acercándonos a Pingvellir.
La importancia de Pingvellir radica en que es la zona donde se unen las placas tectónicas Euroasiática y americana y se aprecia la fisura y como una se mete debajo de la otra. Lo ideal sería llegar aquí con tiempo suficiente para dar un paseo por la zona.
Este sitio tiene una historia añadida, el significado de Pingvellir es el de “Llanuras del Parlamento” y se considera el primer sitio donde se realizó una asamblea popular ya que durante casi nueve siglos y hasta 1984 que se cambio a Reykjavík, era aquí donde se reunía el órgano de gobierno local para trazar los destinos de la nación.
Cerca de Pingvellir está Geysir, zona donde están los geiseres más grandes de Europa y el segundo del mundo.
La traducción de Geysir es “surtidor” y la acepción en islandés se ha convertido en definición propia de este fenómeno geológico. Como siempre que el hombre “mete la mano” en algo, termina por estropearlo y aquí esto también se cumple. De los dos geiseres que hay será casi imposible que veamos saltar al más alto (foto de arriba) puesto que a lo largo de los años se ha provocados su erupción a base de detergentes, con lo que su actividad ha disminuido hasta el punto de expeler sólo una o dos veces al año. Llegaba a los 60 metros de altura.
El otro geiser algo “más pequeño” es el segundo más alto de Europa, llamado Strokkur y el agua supera los 20 m de altura. Habrá que tener en cuenta la dirección del viento ya que como es lógico el agua que escupe está cercana a los 100 º C. Este geiser salta muy a menudo, pudiendo disfrutar de él cada 15 ó 20 minutos (aquí cada menos tiempo).
Toda la zona está llena de “pequeños remansos” de agua con burbujas que nos dan una idea de su temperatura. El color del agua en estas charcas es de un azul turquesa muy intenso.
Estando en esta zona no podemos dejar de visitar Gullfoss, aunque quizá no es la más bonita es una de las cataratas más impresionantes de Islandia y sin duda la más visitada puesto que constituye el último vértice del famoso triangulo de oro junto con Pingvellir y Geysir.
Su nombre se traduce exactamente por “catarata dorada”. Este símil con el oro se refiere en realidad a la belleza del salto del agua por el río Hvitá que se precipita al vacío desde 32 metros de altura generando una poza inmensa que en algunos lugares alcanza hasta 70 metros de profundidad. La tremenda fuerza del agua al caer desde lo alto origina un arco iris casi permanente que adorna aún más este soberbio enclave natural. Desde el parking hay un camino que remonta el cortante del rio y nos lleva directamente a lo alto de la cascada. Hay que tener cuidado aquí y en todo el país ya que aunque hay mucho turismo no hay medidas de seguridad para no caer al vacío. Se apela al sentido común de cada cual y es normal que sea así porque en un país con tantos accidentes geográficos no se puede pretender que esté todo vallado.
Lo ideal sería quedarse a dormir por esta zona para estar más cerca del siguiente destino pero como aún teníamos pendiente relajarnos en la Blue Lagoon, nosotros volvimos a Niardvik por un camino alternativo que va pegado al mar. Esta carretera era extremadamente mala (cosa habitual cuando sales de la general) pero nos permitió conducir entre extensiones enormes de lava. Sigo sin entender porqué la gente de allí hace un alto en el camino para hacer esos pequeños monumentos de piedras amontonadas. Están por todo el país pero aquí es donde más vimos.Esta carretera nos llevó directamente a la Blue Lagoon pero la hora que era nos obligó a dejarlo para el día siguiente.
1 comentario:
hola chererito, como ya sabias estaba pendiente visitar tu sitio, y esta de maravilla, te felicito por tan buen trabajo, sobre todo este que realizas sobre Islandia, es fenomenal
Saludos.
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