Para llegar al Parque Nacional Manuel Antonio, se recorre una carretera paralela al océano Pacífico en la que nos acompañarán durante gran parte del trayecto extensas plantaciones de palmeras de las que se extraerá el aceite de palma, tan usado como aceite vegetal.
También pasaremos junto a una de estas fábricas y os recomiendo cerrar las ventanas del coche por lo mal que huele, y no os preocupeis de que os pille por sorpresa, vereis el humo a bastante distancia.
Antes de llegar a Manuel Antonio, veremos la población de Quepos, famosa por su puerto pesquero y sus magníficas y baratas mariscadas, aunque con tanto para ver, no perdimos mucho tiempo aquí, si pudimos apreciar que estaban muy acostumbrados al turismo (así que ojo con las pertenencias).
A unos 7 Kms de Quepos se encuentra el parque y todos los complejos hoteleros de la zona, nosotros nos alojamos en el Hotel Parador, que para los españoles que lean esto, no hay que confundirlo con los Paradores de aquí. El hotel está bien, aunque pierde un poco el encanto de estar alojado en medio de la naturaleza como pasa con otros hoteles en el país.
Si decides alojarte aquí, no dejes de pasar por el stand de información turística del hotel, delante de la piscina, donde William te informará muy eficazmente de las actividades y excursiones que puedes hacer, así como de cualquier cosa que quieras saber del país. A William le gusta mucho España, y como tal, está perdidamente enamorado de nuestro jamón. Es un tío estupendo que puede darte información muy útil y la conversación con él se hace muy amena. Desde aquí quiero mandarte un saludo y darte las gracias por habernos mandado de vuelta a Arenal para ver la explosión piroclástica, ya que si tu no nos hubieras enseñado el recorte de periódico, no nos habríamos enterado.
En la carretera desde los hoteles al parque hay un restaurante a mano derecha que será dificil que no os llame la atención, puesto que es un "fairchild C-123" de 1954 rescatado de la guerra encubierta en la que la contra nicaraguense pagada por los Estados Unidos bombardeaba a los Sandinistas con incursiones hechas desde la frontera costarricense. Está en muy buen estado y en el restaurante se come bastante bien y a un precio aceptable para estar en unas de las zonas más concurridas de todo el país.
Un poco más adelante tendremos que dejar el coche en un parking y pagar por que lo "vigilen", así que no os dejéis nada a la vista porque nadie se hace responsable, además, llegado el caso, nadie habrá visto nada.
Vale la pena ir en chanclas, puesto que para entrar al Parque y comprar las entradas, hay que cruzar un ... no se como llamarlo, es la foto de la derecha, más grande que un riachuelo y más pequeño que un río, pero tiene la anchura justa para que si no quieres mojarte hasta la cadera en marea alta (en baja no llega a las rodillas) pagues a los que "casualmente" están esperando con un pequeño bote para cruzarte en una travesía de escasos 2 minutos. Bien es verdad que no piden dinero, pero esperan una propina. Ahhhh, por cierto, lo del cartel de cuidado cocodrilos que no asuste a nadie, si uno no se mete río arriba, es muy difícil que estos bajen a comer al incauto turista que no quiera coger el barquito.
En realidad, la sensación que nos dio es que más que un Parque Nacional, es un gran zoológico o parque temático más encaminado a atraer gente que a la protección de la flora y la fauna.
LA NATURALEZA HA PERDIDO UNA BATALLA…
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