Bienvenidos a esta ventana al mundo.No pretendo hacer una guía detallada de cada viaje puesto que en internet hay mucha más información que la que yo os puedo dar, lo que pretende este blog es fundir dos de mis grandes pasiones: viajar y la fotografia y enseñar así las vivencias personales, las curiosidades y la manera de disfrutar un viaje de una manera muy particular: la mía.
Trataré de dar información útil, tanto en mis textos como con enlaces a distintas webs. Los artículos variarán en su composición dependiendo del tipo de viaje, pudiendo tener más contenido en texto o casi exclusivamente fotografias.
Por si interesa a alguien, el equipo fotográfico que uso consta de una compacta Canon PowerShot S50, una Canon EOS 400D y una EOS 7D con distintos objetivos: 18-50 de Canon, un 18-200 de Sigma y un macro de focal 50mm también Canon. También un flash speedlite 480 EXII y diversos cachivaches más que cada vez hacen más difícil cuadrar el peso de la maleta en los aeropuertos...

Como vereis, este espacio web no tiene publicidad, así que los comentarios son bienvenidos y siempre se agradecen.
Para seguir con las entradas de un mismo viaje que no estén en la pantalla principal pulsar "entradas antiguas" en la parte inferior.
Espero que lo disfrutéis.

jueves, 22 de julio de 2010

USA: EL "LEJANO Y SALVAJE" OESTE



Es normal que después de un viaje más o menos largo, siempre me acompañe esa sensación de tristeza y desasosiego, ya que implica la vuelta a casa, volver a currar, la duda de saber si volverás alguna vez a ese destino (hay tanto por ver que se hace muy difícil repetir)...
En este caso, y "recién aterrizado" de Estados Unidos, tengo que sumar a mi tristeza un motivo más a los anteriores: he dejado allí a unos amigos que hacía demasiado tiempo que no veía y que nos han acompañado durante todo el viaje. Nos han abierto las puertas de su casa como si fuera la nuestra y nos han organizado el recorrido, de tal manera que me ha permitido despreocuparme totalmente de la planificación (cosa muy rara en mi).
Han sido unos guías fantásticos, tanto en Kentucky (estado en el que viven), como a lo largo del viaje.
Quiero agradeceros lo que habéis hecho por nosotros y solo espero que no tardemos "otra eternidad" en vernos.
Desde aquí un abrazo muy fuerte para Silvia y Luis.


Este ha sido un viaje muy denso, muchos sitios para ver en muy poco tiempo.
Se que pisar seis estados (Kentucky, Ohio, Colorado, Utah, Arizona y California) en dieciocho días no es la mejor forma de conocer un país. Y menos uno con la extensión y diversidad paisajística de EE.UU. pero me ha permitido hacerme una buena idea de su cultura.



He podido comprobar las diferencias entre un estado de "la América profunda" (realmente Kentucky lo es) y la zona más turística del oeste, con sus espectaculares parques naturales y su cosmopolita y plural San Francisco, pasando por los desérticos estados de Utah, Nevada y Arizona.



Es un país que invita a recorrerlo en coche, y así lo hicimos. "Comernos" más de tres mil kilómetros en doce días montados en un Focus nos permitió ver todos esos paisajes, las típicas gasolineras y los decadentes moteles a pie de carretera, los restaurantes y cafeterías con su imbebible café, los desguaces llenos de herrumbre...





Tratar con la gente que vive en pueblos rodeados de cientos de kilómetros de desierto alrededor y ser atendidos por la típica americana de dientes blanquísimos que no hace demasiado tiempo fue la reina del baile del instituto y a la que le quedan pocos momentos de gloria antes de casarse y echarse a perder (al menos "Rambo", la preciosa camarera que nos atendió en el Cracker Barrel permanecerá impecable siempre en mi memoria).



Cruzarnos con los típicos camiones que cruzan de costa a costa y coches míticos sacados de películas de James Dean.








Porque si una frase ha caracterizado este viaje, ha sido: "como en las películas" y es que en todo momento tienes la sensación de que lo que estas viendo te es familiar.

Para entender muchas cosas de esta cultura me ayudó mucho la visión sarcástica y realista de Luis con sus comentarios y explicaciones durante el viaje, y estando allí comprendí mejor las historias que ha ido contando en su blog onetickettokentucky y que he ido leyendo durante estos últimos años.
Recomiendo su lectura a todo aquel que quiera acercarse a la cultura americana o simplemente al que quiera pasar un buen rato. Luis, de verdad espero que aunque se que últimamente no te llena escribir en él, sigas actualizándolo regularmente y te replantees lo de abandonarlo.


Por las características del viaje, voy a seguir una estructura "muy de diario", porque hacerlo de otra manera me haría más complicada la narración.

7 de julio de 2010: MADRID - USA

Normalmente en otras entradas del blog paso muy por encima el tema de los aeropuertos, pero en este me apetece contarlo. Bien por lo ridículo de algunas situaciones o bien porque, como muchas personas, yo era muy reacio a viajar a EE.UU. por el tema de las aduanas.
Aunque es pesado, no es un trámite ni tan imposible ni tan traumático. Por supuesto no hay ni una sola fotografía del proceso, si te ven con una cámara lo más fácil es que no entres o que tengas muchísimos problemas para hacerlo. Así que si crees que esta entrada puede aburrirte, te sabes el funcionamiento o simplemente te importa un carajo lo que voy a contar, no sigas leyendo.

8:00 AM. Barajas. Localizado el mostrador de facturación de la compañía Delta Airlines, empiezan las primeras señales de que no vuelas a un país normal.
Un señor muy educado (aquí aún lo son) se identifica como seguridad, es un oficial de fronteras norteamericano y es el encargado de hacernos el primer control de pasaporte y las primeras preguntas del tipo: ¿son suyas las maletas? No, ¿llevan algo extraño en ellas? Explosivos...
(Al llegar a casa busqué información puesto que me extrañó encontrar oficiales norteamericanos en un aeropuerto español con la consiguiente perdida de soberanía. Es un acuerdo firmado el 9 de julio del 2009.)
Tras la entrevista (en realidad bastante breve) y la comprobación de los datos en el ordenador, nos pone unas pegatinas en el pasaporte y en las maletas con las siglas ICTS y nos pasa al mostrador de facturación. Buscando después encontré "International consultants on targeted security" que viene a ser algo así como "Consultores internacionales en materia de seguridad específica".



Tengo que decir aquí, para el que no lo sepa, que ahora, todo aquel ciudadano español (y creo que de la Unión Europea) que quiera viajar EE.UU. tiene que sacarse el pasaporte electrónico (el viejo no vale) y rellenar con antelación un cuestionario en la web del ESTA que es gratuito por ahora (de todas maneras hay que asegurarse de que es la Web oficial, porque otras lo gestionan previo pago).
Si tras rellenar el cuestionario no se te concede la entrada, entonces tendrás que dirigirte a la embajada para pedir un Visado.
Por supuesto, en el mostrador de facturación volvieron a pedirnos el pasaporte.
Para acceder a la zona internacional volvimos a enseñarlo y acto seguido pasamos al control de seguridad. Ya había cogido bastante práctica en eso de los controles pero después de las 5 veces que me ha tocado en este viaje me he hecho todo un experto.
En el arco de seguridad, una policía nacional nos dice que hay que descalzarse. Solo había tenido que hacerlo anteriormente en el aeropuerto de San José, en Costa Rica y ya me pareció absurdo. Aquella vez llevaba botas de montaña pero ahora no. Iba con unas deportivas normales, pero el colmo fue que mi mujer (sí, esa de la que no he hablado nunca en el blog) también tuvo que quitarse las chanclas que le dejaban los dedos al aire... El comentario con cara de resignación de la oficial fue: "es el protocolo".
Tras el control de seguridad volvimos a enseñar el pasaporte en una garita y de ahí pasamos a la terminal donde se encuentran las puertas de embarque.
Para acceder a ese pasillo vuelves a pasar otro control también de oficiales de fronteras americanos, a tan solo unos 30 metros del anterior, donde nos volvieron a pedir el pasaporte y donde, si creen conveniente, vuelven a mirarte el pasaje de mano.
No sé si has contado las veces que nos comprobaron los papeles, han sido cinco. Y esto solo era el principio. Aún faltaba soportar más tonterías y con peor educación en Estados Unidos.
Puedo entender (que no compartir) toda la paranoia que tienen con la seguridad en USA, y asumir que si viajo allí, ellos ponen las normas. Pero lo que no comprendo ni comprenderé es, como en España y en el resto de Europa, les seguimos el juego.
He podido comprobar en mis últimos viajes como la seguridad en los aeropuertos se ha exagerado des-me-su-ra-da-men-te y de forma gradual en los últimos años.
Personalmente creo que no es ya un problema de miedo a cualquier tipo de ataque, si no más bien un atropello a nuestras libertades. Algo así como un tipo de experimento para ver hasta donde somos capaces de aguantar.
Pueden pedir seguridad, pero eso no está reñido con la mala educación, la prepotencia y el abuso de poder, ya que el trato es cada vez peor. Y ojo que hablo de aeropuertos como el de Paris, Londres o Ámsterdam, que son países supuestamente civilizados.
Cuando entras en un aeropuerto, el mal rollo flota en el ambiente y todo alrededor son malas caras: en el mostrador de facturación , en los de información y en los de las compañías aéreas, las caras de los que plastifican las maletas y la de los camareros en los bares y restaurantes... Hasta las azafatas son cada vez más bordes y por que no decirlo, más feas.
Estas últimas deberían tener una entrada del blog solo para ellas, pero como eso no creo que ocurra ya que no merecen tanta perdida de tiempo, me conformaré con decir que no se cuál es el motivo de tanta tontería y altanería, ya que no dejan de ser camareras sirviendo a diez mil metros de altitud.
Por supuesto esto es como todo lo que se generaliza, hay personal muy competente y afable, con lo que las anteriores líneas van dedicadas al resto.
Últimamente, cada vez que piso un aeropuerto, experimento una extraña sensación de culpabilidad debido al trato que recibo: culpable de llevar drogas o armas ya que me registran aún habiendo pasado el arco sin pitar. Culpable de esconder algún tipo de agente químico letal, ya que tengo que sacar los líquidos de las maletas (eso sí, del negocio que hacen vendiendo el agua a precio de oro dentro de los aeropuertos nadie dice nada). Culpable al sacar el portátil de la bolsa, al quitarme los zapatos y cuando me ven como mi madre me trajo al mundo al pasarme por uno de los nuevos escáneres corporales (imagínate si llevas un piercing en tus zonas más íntimas). Culpable por llevar polvos de talco (juas, menuda montaste con los dichosos polvitos, Luis), por olvidarme de quitarme el cinturón antes de pasar el detector de metales o por dejarme una moneda en el bolsillo...
Lo que está claro es que si te gusta viajar, tienes que pasar por eso.
Escritas mis opiniones, sigo con el viaje.
Una vez pasados los controles en España y tras tomar un café menos que aceptable (curiosidades de la vida, durante el resto del viaje llegaría a echar mucho de menos un café como ese), embarcamos para volar durante unas ocho horas con rumbo a Atlanta.
Vuelo tranquilo, con pantallitas individuales en cada respaldo donde se podía elegir entre juegos y varias películas, eso sí, el doblaje en un nefasto "español latino".
Llegados a Atlanta, cola de una hora para el PRIMER control de seguridad en Estados Unidos.
Hay varias garitas, todas ellas con negros muy grandes y con cara de muy mala leche, tal y como sale en las pelis (seguramente verás que uso esta expresión a lo largo de toda la entrada del blog).
No quiero que este comentario pueda parecer racista, pero realmente creo que poner gente de color con esas características es totalmente premeditado, ya que si todos los agentes de seguridad, sea cual sea el color de su piel, están muy metidos en sus papeles y son todos muy prepotentes (por eso escogen a los "perros de presa" más grandes), de todos ellos, y aunque parezca increíble, los negros son los más intransigentes y déspotas de todos.
Cuando por fin accedes a uno de estos "simpáticos" señores, te piden el pasaporte, te hacen una foto y te toman las diez huellas dactilares con una máquina "biometrica" (estos datos permanecerán archivados durante varios años). Luego te hacen una serie de preguntas donde te juegas el pasar sin problemas o el que te retengan el tiempo que quieran en un cuarto, pudiendo perder el siguiente vuelo.
Las preguntas son del tipo: ¿destino?¿por qué?¿luego donde?¿por que?¿cuanto tiempo?¿cuanto dinero en efectivo?¿por qué esa cantidad?¿no tiene tarjeta de crédito?¿De qué tamaño tiene el pene?...
Mi inglés no es muy bueno y con un poco de esfuerzo por mi parte y muy poca ayuda por la suya, pude entenderle. Si no se sabe nada de ingles, no hay problema, disponen de interpretes, aunque la cosa se demorará un poco más.
Te preguntan si llevas alimentos y no conviene mentir. A toda la gente que estábamos haciendo cola nos pasaron un perro.
En principio no debería de haber problemas, siempre que lo que se lleve no sea ni contenga ningún producto cárnico (así que deja la fabada Litoral en casa), aunque como estas a su disposición, si les da la gana pueden tirarte toda la comida a la basura.

Una vez pasado este control y con el cuño en el pasaporte (también tiene narices que con el espacio que tiene en cada hoja, pusiera el cuño entre las dos en los dos pasaportes, no puede ser casualidad...), hay que pasar a recoger el equipaje para llevarlo a otra cinta.



Normalmente, en vuelos con escalas, facturas en origen y recoges en destino (siempre que no te las pierdan por el camino, claro). A la entrada de los EE.UU. no es así. No se fían de los controles de seguridad europeos y vuelven a "husmear" tu equipaje y a pasarte por detectores.
Para salir del país no es necesario hacer todo esto, la compañía hace el cambio de maletas.
Tras cambiar la maleta de cinta, otra cola para volver a pasar arcos y control de equipaje de mano. Es poco comprensible ya que en todo el recorrido no tienes contacto con el exterior y es imposible haber encontrado los materiales para fabricar un arma de destrucción masiva e introducirlos en el siguiente avión, pero así son los yanquis.
En la cola del control de seguridad alguien gritó: ¡¡GOL DE PUJOL!! y mis esperanzas de ver parte del España - Alemania en el aeropuerto se habían frustrado ya y empezaba a inquietarme la idea de perder el siguiente vuelo.
Tras volver a vaciarme los bolsillos, quitarme el reloj, el cinturón y los zapatos y sacar el portátil de la bolsa, me pasaron por un maldito escáner corporal y sin ningún problema seguimos camino.
Creo que Atlanta es el aeropuerto con más tráfico aéreo de EE.UU. y es bastante grande, pero no es complicado moverse (visto un aeropuerto, vistos todos).
Se coge un tren que te lleva a tu terminal y puerta de embarque.
Hay dos cosas que recuerdo claramente de la terminal de Atlanta: una, el fuerte olor dulzón que recorría cada esquina y que provenía de las tiendas de bollos y cafeterías y la otra, la repetición en un bar del golazo de Pujol llegando desde atrás en el saque de un córner (ABAJO EL IMPERIO BÁVARO).
Desde Atlanta cogimos el vuelo a Lexington sin ningún problema. Las maletas llegaron intactas y tocaba atrasar el reloj seis horas.
Aunque habíamos salido de Barajas casi cinco horas después que Luis y Silvia, un cambio de avión en Chicago de varias horas los hacía llegar cuatro horas más tarde, así que el plan era que nada más llegar llamara a Rafa, un amigo suyo, para que pasara a recogernos.
No me aclaré con la cabina, así que usé el móvil para comprobar que estaba a punto de llegar.
Quiero dar las gracias desde aquí a Rafa y a su mujer Alma, por como se han portado con nosotros, los favores que nos han hecho llevándonos y trayéndonos a los aeropuertos y sobre todo por la comida tan agradable que compartimos el día de la final España - Holanda. Abrazos desde España

8, 9 y 10 de julio de 2010: KENTUCKY

- 8 De Julio:

Este día en Kentucky lo aprovechamos para hacer desfalco en la tarjeta y fuimos de compras cerca de Cincinnati, disfrutamos del paisaje y tratamos de empaparnos de su cultura en tiendas, restaurantes y supermercados.
Lo primero que me chocó del estado de Kentucky fue el calor húmedo tan sofocante y lo verde que es todo. No sé muy bien por qué tenía la idea de que era más seco, pero hay muchos campos y granjas de ganado y cría de caballos.



De hecho, Lexington es conocida por la afición a los caballos. Se celebran carreras de las más importantes del mundo y tanto es así que hasta jeques árabes tienen granjas con caballos allí.
Todo esto se debe a la "blue grass" o hierba azul, supuestamente llamada así por el color que tiene al anochecer, aunque juro que presté atención y no la vi de ese color. Parece ser la mejor del mundo para que estos animales se alimenten (los caballos claro, no los kentuckianos).



Kentuchy es un estado muy conservador, con condados húmedos, semi húmedos y secos, lo que marca donde puedes comprar alcohol. De manera que en los secos no se permite la venta de alcohol en ningún lado (ni en restaurantes).
La tontería llega hasta el punto de que el domingo 11 fuimos a comprar cervezas a una gasolinera para beberlas durante la final del mundial y la nevera estaba precintada con una cadena y un candado debido a que en "el día del Señor" no se permitía la venta de alcohol. Esa es una muestra de lo hipócrita que puede llegar a ser la sociedad americana, en la que puedes ponerte ciego de lunes a sábado, pero no el domingo. En la que la prostitución está prohibida pero en un "calentón" puedes coger un avión a las Vegas y buscar consuelo allí.
Otra cosa que choca de esa zona del país es la cantidad de obesos que hay. No hablo de sobrepeso, si no de una gordura exagerada. Tienen un verdadero problema con la alimentación y creo que no son conscientes. Me contaron que Kentucky es el estado con mayor número de obesos.
Es curioso que todo está organizado para no tener que andar. No hay aceras (me dijeron una vez con mucho acierto que no se pasea, se merodea), se usa el coche para ir a todas partes (aunque esté a cinco minutos andando) y el "drive through" se aplica hasta en los bancos para que puedas sacar dinero del cajero sin bajar del coche.
los supermercados tienen carros motorizados para que, si tu peso o tu vaguería no te permiten andar, puedas hacer la compra sin dar un solo paso.
Con respecto a la comida... se puede comer bien y sano si te lo propones, tienen buenos productos, pero lo fácil es la comida rápida. hay cientos de restaurantes de estas características y en los supermercados los pasillos de precocinados son enormes, puedes elegir bebidas de todos los sabores y colores que puedas imaginar (todas con altísimos niveles de azúcar). Usan salsas de bote para todo y las hay a cientos y de tamaño industrial.
Muchas tiendas de ropa funcionan a base de cupones descuento, que te aplican con solo dar tu identificación y una dirección. La tienda T.J.Maxx es una de ellas y Luis propuso que nos hicieran a nosotros ese cupón. La idea parecía buena, no costaba nada ahorrarnos un 10%... o eso creíamos nosotros. El problema vino cuando en su sistema informático introdujo datos que no correspondían ni con la cantidad de números del DNI ni con direcciones americanas. La cosa se alargaba, pero la situación era muy cómica. Esa es otra característica de los americanos: son muy educados y tratan de agradar, sobre todo en las tiendas. Se encabezonaron con el tema y hasta que el encargado no dio con la solución al problema no paró: al final la dirección que puso en el formulario fue la de su ex novia...

- 9 de Julio:

Hoy tocaba madrugar para hacer una de las actividades en Kentucky que más curiosidad despertaba en mi: íbamos a asistir a una clase de verano impartida por mi amigo en la escuela en la que trabaja dirigida a chiquillos entre cinco y doce años.
Los recogimos uno a uno en un autobús de escuela conducido por Mrs. McFarland. Apenas hablamos con esa mujer pero me pareció que hubiera merecido la pena. A punto de jubilarse conducía y hablaba con una energía que llamaba la atención.
No cogí la cámara de fotos, íbamos a estar con niños y hay que ser muy respetuoso con eso, pero en el momento que vi el autobús escolar amarillo me arrepentí...
Era tal cuál se ve en los dibujos de los Simpson, enorme y con sus señales de STOP abatibles a los lados para indicar precaución a los conductores. En cuanto Luis me mande alguna foto las subiré.
Aprovecho para contar que la tónica general en las carreteras de USA es el civismo. No suelen correr y normalmente respetan la velocidad, facilitan los adelantamientos, ceden el paso y rara vez tocan el claxon. Si un conductor te ve tirando un papel por la ventana puede avisar a la policía que te denunciará por littering (arrojar basura).
Las carreteras son buenas, anchas, con buen firme y arcenes muy amplios, por no hablar de las rectas de decenas y decenas de kilómetros.
Hemos cogido autopistas de hasta cinco carriles con arcenes anchos a los dos lados y las señalizaciones también son buenas.
Aún con todo lo anteriormente dicho, hace tiempo leí que el índice de accidentes mortales en Estados Unidos es bastante elevado (no sé como estarán las estadísticas actualmente).
Puede deberse a que son muy torpes conduciendo, a que está permitido adelantar en autopistas por la derecha y cruzar de un carril a otro o quizá, a que los coches no pasan ITV y se ven muchos trastos por las carreteras. Es muy curioso la enorme cantidad de neumáticos reventados de camión que se ven constantemente.
Otro tema importante es la policía. Se ve mucha en carretera y son de "gatillo rápido" con el radar, y a la vista del miedo que les tienen, también con otras cosas. En el "país de las libertades" se les tiene pavor, en verdad a cualquiera que vaya uniformado, policía, guardas forestales o de hotel... rozando a veces lo ridículo. Tienen poder para hacer lo que quieran y usan ese poder y los ciudadanos se guardan mucho siquiera de rebatirles. No pasamos ninguna mala experiencia, pero la actitud prepotente que tienen lo dice todo. Su palabra es ley, la suya.
Me hizo mucha gracia porque cualquier uniforme va acompañado de su chapita al "estilo sheriff" y es que en el fondo son como niños.
Después de recoger a los chavales con el autobús, la casualidad quiso que el teléfono de Silvia se quedara sin batería, el de Luis y el mío sin cobertura, que lloviera... Y eso nos hizo pasar un mal momento al ver que ella no aparecía. Estaba perdida, aunque eso ella no lo sabía...
Por supuesto que sabía donde estaba pero un mal entendido hizo que cada uno fuéramos a sitios distintos.
Por fin, con algo de retraso, empezamos la clase.
Fue muy gratificante y divertido asistir y poder echarle una mano ese día. Muchos de los niños eran mexicanos, con lo que no había problemas de comunicación y lo pasamos realmente bien. Hay mucho mexicano en Lexington ya que trabajan, de manera ilegal muchos, en las granjas, y las diferencias sociales y culturales con los Yankees son, como poco, muy curiosas. Si se quiere saber más de esa convivencia vuelvo a recomendar la lectura del blog de Luis, que lleva mucho tiempo viviendo allí y puede hablar con mayor perspectiva que yo.
Tras las clases comimos mexicano que encargamos a una de las madres y por la tarde fuimos de centros comerciales.
Teníamos una cosa pendiente por hacer: el Wolmart es un centro comercial estilo Carrefour que abre las 24 horas del día y tiene fama por lo mal que paga a los trabajadores. Me hizo mucha gracia porque en este y en algún otro supermercado tiene empleados a "saludadores", gente mayor que por muy poco dinero se van a las puertas de entrada para recibir a los clientes y darles los buenos días [...]
Lo curioso de este sitio es que de noche se puede ver "la fauna" más variopinta de "red necks" o cuellos rojos, que es como llaman a los paletos que viven semi aislados en sus granjas y en las montañas y que no quieren relacionarse con el resto del mundo. Bajan en pijama y zapatillas a comprar y normalmente su peso es desorbitado, a lo que a veces acompañan unas caras en los que la hemofilia ha dejado huella.

- 10 de julio:

El Bourbon de esta zona del país es mundialmente reconocido (no todo iban a ser caballos) y hoy tocaba hacer una visita a una de las muchas destilerías que hay, la de Maker´s Mark.



Es la más pequeña de Estados Unidos y la única declarada Monumento Histórico Nacional, produciendo el primer bourbon premium del mundo.
La entrada es gratuita y el enclave donde se encuentra ya vale la pena.



Te explican la historia de la destilería y el proceso de fabricación y destilado según vas recorriendo estancias y edificios con un fuerte olor dulzón por el fermento del maíz.



Al final del recorrido te dan dos copas de degustación de distinta añada y unos bombones de licor en una habitación donde puedes comprar cualquier cosa relacionado con la marca o lacrar con cera tu propia botella. Los americanos inventaron el merchandising y se nota. De todo sacan tajada, hasta en los parques naturales, aunque en esta ocasión lo veo más lógico, te hacen una visita guiada, te dan muestras de su producto y no han cobrado ni un dólar.



Después de la visita nos acercamos a Bardstown, a unos 35 kilómetros. Un pueblo con un "down town" (centro) muy pequeño pero pintoresco.



La ensalada de pollo con salsa caesar y los tomates verdes fritos tan típicos de la zona que comimos en el restaurante Old Talbot Tavern estaban muy buenos.
Buscamos un puente que hay por la zona al estilo de la película "los puentes de Madison" que al parecer valía la pena visitar pero no pudimos encontrarlo, así que nos fuimos dirección a casa y aprovechamos lo que quedaba de tarde para sacar fotos de los alrededores de casa de Luis y para comprar la barbacoa que haríamos al día siguiente en casa de Rafa y Alma.

11 de julio de 2010: KENTUCKY - LAS VEGAS


Ese día nos levantamos sin mucha prisa y fuimos a casa de Rafa y Alma a comer. Vimos el partido con bastante angustia y temíamos que fueran a los penaltis porque, o no los veíamos o corríamos el riesgo de perder el vuelo. Por supuesto, la segunda opción era impensable.
Gracias a Iniesta no tuvimos que decidir y con la alegría que puede caracterizar a cuatro españoles en EE.UU. que acaban de ver a su selección ganar un Mundial (es decir, con algo de alcohol en el cuerpo) nos dejamos llevar por Rafa durante unas dos horas hasta el aeropuerto de Cincinnati.
Aquí más controles. Un pequeño problema con unos polvos de talco hicieron que una de las maletas terminara pasando cinco veces por el escáner, pero a parte de eso, fue bastante bien.
Para los vuelos internos también son muy paranoicos con la seguridad, pero todo funciona más rápido.
Llegamos de noche a Las Vegas y las vistas desde el avión eran impresionantes, de en medio de la nada aparecen, de repente, miles de luces. El derroche en esta ciudad se ve desde lejos.
El vuelo duró sobre unas tres horas y debido a lo tarde que era (había que retrasar tres horas el reloj y eran cerca de las 21:00h)y al tiempo que tardamos en hacer la reserva del coche, apenas tuvimos tiempo de ver la ciudad. No era lo que más me interesaba del viaje, pero ya que estábamos allí y aunque al día siguiente nos esperaba un día muy largo en coche hacia Monument Valley y había que madrugar, cogimos el coche y dimos una vuelta. No lo hicimos muy largo, pero aún y así eran cerca de las 2 de la mañana cuando volvimos al hotel.


Hotel casino Excalibur:



No puedo contar nada de esta ciudad que no se sepa ya. Es tan decadente y patética como se ve por la tele: multitud de ludópatas encarados a traga perras y borrachos pasados de vuelta. Derroche por todos lados y muchas fichas sobre los tapetes verdes de las mesas de juego.


El New York:



Pero la verdad es que si se tiene oportunidad es una ciudad que merece la pena visitar, las habitaciones de los hoteles son bastante asequibles (es el señuelo para que luego te enganches en sus casinos), comer no sale muy caro y el espectáculo de luces es asombroso. Hay multitud de obras de teatro (el Circo del Sol tiene espectáculo permanente allí) y la verdad es que si se busca fiesta en este país, esta es la ciudad ideal, porque al fin y al cabo, como dice el dicho: "lo que pasa en Las Vegas se queda en las Vegas".


Hotel Luxor:




El hotel MGM (Metro Goldwyng Mayer):

12 de julio de 2010: LAS VEGAS - MONUMENT VALLEY

Salimos prontito del hotel en el que estábamos hospedados, el South Point y tomamos un café horroroso en vaso de papel con unas magdalenas enormes y muy empachosas (Muphins).



Ese día era uno de los dos con más kilómetros por recorrer, teníamos por delante unos 400 Kms y queríamos llegar con luz para ver el parque.
Al poco de salir de la ciudad y tras pasar un control de carretera, llegamos a la presa Huber en el río Colorado. Esta abastece de electricidad a Las Vegas y por eso controlan el tráfico rodado.




Durante el recorrido pisamos los estados de Nevada, Utah y Arizona y el parque está entre estos dos últimos. Intermitentemente, la mítica ruta 66 se iba cruzando con nuestra carretera.



Está en desuso y tras varios intentos de quitarla de los mapas, aparecen ahora los tramos aptos para circular con un cartel de "Historic Route 66". Había que verla, así que como el coche tenía necesidad de un "chute de gasolina" (por cierto, el octanaje es menor que en Europa:93 y 95), salimos de la autopista.
Si ya de por si algunos pueblos en medio de la nada se ven abandonados y muy dejados, el aspecto de algunas de las tiendas, cafeterías y moteles de esta histórica ruta 66 es totalmente decadente, y ese es el encanto que tiene. Lástima no poder haber podido perder un poco más de tiempo con la cámara y el trípode, pero Monument Valley esperaba.














El paisaje cambiaba constantemente de desértico a boscoso, pasando por praderas, hasta que llega un momento en el que te adentras en territorio indio. Les cedieron las tierras más secas e inhóspitas, donde no crecen ni los cactus, de manera que ahora ellos se lo gestionan todo: tierras, restaurantes, gasolineras, etc.



La verdad es que la situación de esta gente es controvertida, están muy "quemados" con el hombre blanco y razón no les falta. Son muy huraños y no se juntan con el resto más que lo necesario. Viven en caravanas o chabolas en medio de la nada, a veces en unas condiciones un poco dudosas, pero también me dio la impresión de que no tienen ganas de salir de esa situación, como si fuera algo que ellos han elegido. Tienen ayudas por parte del gobierno y muchos parece que se hayan acomodado a vivir de ellas. También se han agarrado al tren de la comida rápida, las hamburguesas y las coca colas.
De todas maneras soy consciente de que el problema es mucho más profundo que todo eso y que unos días que he estado allí sin relacionarme con ellos no me dan derecho a judgar a nadie, así que no lo haré, y me gustaría muchísimo tener la oportunidad de compartir algún tiempo de mi vida con esa gente.
La llegada al parque prometía.



El Monument Valley no es Parque Nacional, está gestionado por los indios y cuesta entrar 25$ por coche.














Aunque llegamos unas horas antes del anochecer, ya no nos daba tiempo a recorrer el valle entero, pero si tuvimos la oportunidad de llegar al John Ford´s Point, un mirador que nos dio una posición privilegiada para ver anochecer.


























Esa noche fuimos a dormir al Hat Rock Inn en el pueblo Mexican Hat, llamado así por la piedra que hay en los alrededores.



Teníamos en mente un sitio para cenar ya que creiamos que llegabamos con una hora de antelación al cierre, pero no habíamos tenido en cuenta que con el cambio de estado debíamos haber adelantado el reloj una hora, así que llegábamos tarde.
Lo del reloj ha sido tónica en todo el recorrido, nunca sabíamos en que hora estábamos por la cantidad de veces que hemos cambiado de estado y de uso horario.
Al final entramos a cenar al Swinging Steak, un sitio un poco caro pero con una carne deliciosa. Seguramente debido al sudor que debe caerle al cocinero (si pinchas en el enlace podrás verlo), ya que aunque hacía mucho calor, no se apartaba de las brasas ni paraba de mover la parrilla ni un solo instante. El sitio era muy pintoresco.
Las vistas desde el hotel, con el desierto y un cielo profundo de fondo fueron increibles.