20, 21 y 22 de julio de 2010: SAN FRANCISCO - LEXINGTON - MADRID

Estos son los días en los que menos tengo para contar y menos fotos por colgar.


- 20 de Julio:

Devolvimos el coche en el aeropuerto de San Francisco sin ningún problema y cogimos un trenecito automatizado que nos llevó a la terminal de salida. Volamos durante unas cuatro horas y media de regreso a Cincinnati y llegamos con un poco de retraso.
Es de las pocas veces en las que te alegras de no tener buen nivel de ingles, el piloto había avisado de que estaba esperando pista porque por la tormenta, el vuelo anterior había tenido problemas... Afortunadamente me enteré en tierra, después de tener un aterrizaje sin problemas.
Rafa, con la eficacia que le caracterizaba, estaba a punto de llegar al aeropuerto y desde allí a Lexington nos amenizó el recorrido contándonos las peripecias que le habían sucedido haciendo kayak...
Cenamos todos en el japonés favorito de mis amigos y nos fuimos para casa.

- 21 de Julio:

Hoy era día de transición, para tomárselo relajado. El viaje estaba acabando y al día siguiente esperaban muchas horas hasta llegar a casa.
Ultimamos compras de última hora, paseamos por Lexington y sacamos las últimas fotografías.





























Por fin pudimos ver los "buitres-pavos" o pavos salvajes:



Esa noche hicimos una barbacoa en el jardín y dejamos las maletas preparadas... Empezaba e embargarme la pena.



- 22 de Julio:

Nos despedimos de Silvia y Luis en el aeropuerto de Lexington sin saber cuando volveremos a vernos. El aeropuerto es muy pequeño y tardamos muy poco en pasar el control de seguridad. Hay Wifi abierto, así que las dos horas fueron entretenidas.
No hay mucho que contar. La peripecia en los aeropuertos americanos es a la entrada y ya he escrito sobre ella. A la salida no ponen ninguna pega. Lo pero del viaje fue que íbamos de vuelta y que empezamos a acumular retraso, primero en Lexington y luego en Atlanta. Llegamos más de una hora tarde con lo previsto y en día 23 por el cambio horario. Al día siguiente había que trabajar, así que ese mismo viernes hicimos ruta en el coche hacia Castellón. No sabíamos que esos 400 Kms en coche nos llevarían casi tanto como el vuelo de USA a España: más de siete horas nos costó llegar por culpa de los accidentes, el tráfico, las interminables obras en la A3 y el mal tiempo que nos acompañó desde Cuenca.
Al final, tras más de 24h seguidas viajando, llegamos pasada la media noche a casa.
Definitivamente el viaje había acabado. Siempre he sido reacio a la cultura americana y a su sociedad. Me ha parecido muy hipócrita e infantil y después de visitarles no se me ha ido esa idea de la cabeza. Es verdad que ahora lo veo de una manera distinta, más respetuosa tal vez, ya que como toda sociedad también tiene cosas muy buenas.
En principio puede parecer fácil creerse la milonga de que es el país de las libertades, pero para mi libertad no es poder elegir entre el Burguer o el McDonals... Entre Coca-cola o Pepsi... Se creen a pies juntillas todo lo que les cuentan y no cuestionan nada, aunque luego tienen la virtud de reírse o criticar el pasado reciente (Vietnam por ejemplo). Es un país firmemente cimentado en el capitalismo, en el que TODO está pensado para gastar (sí, ya lo sé, en España vamos en esa dirección) y en el que se funciona a base de créditos para todo.
No he estado mucho tiempo para poder argumentar lo siguiente, pero me da la sensación de que es una sociedad con unos problemas de convivencia entre etnias tremendos, y en el que la religión adquiere unos tintes un poco demasiado drásticos para mi gusto. En el que cualquier charlatán con don de gentes puede mover a una masa de por si acostumbrada a ser crédula.
Pero dicho esto, y dejando claro que para vivir allí tendrían que darse unas condiciones determinadas, también tengo que decir que a pesar de las complicaciones que ponen a la entrada en el aeropuerto, es un país al que merece la pena viajar. Una vez dentro hacen lo imposible por que todo sea fácil, tratan bien y suelen ser muy educados, no es complicado moverse, las diferencias culturales hacen que la observación de sus vidas sea muy divertida y, por supuesto, solo por los paisajes que tienen vale la pena ir, son una autentica maravilla.
Así que, cuidado Luis, a lo mejor te tomo la palabra y pronto vuelves a verme en tu casa...