13 de julio de 2010: MONUMENT VALLEY - GRAND CANYON

A unos 250 Kms. del Monument Valley se encuentra uno de los primeros parques naturales de Estados Unidos, el Gran Cañón del Colorado. Considerado una de las maravillas naturales del mundo tiene una longitud de 446 Km. Una separación que oscila entre 6 y 29 Km y profundidades de más de 1600 metros en algunos puntos.Puedes hacerte una ligera idea con la maqueta de la foto:



La elección del punto a visitar es dificil. Nosotros nos decantamos por la zona norte, llamada North Rim, ya que Luis y Silvia conocían el lado sur.
Atravesamos un puente sobre el río Colorado donde el cañón no tiene mucha profundidad y desde donde está sacada la foto de cabecera de esta entrada. Salíamos de la zona reservada para los indios.














Condujimos durante bastante tiempo por terreno árido hasta que, atravesadas unas montañas, nos metimos de lleno en el Kaibab National Forest. Allí hicimos el check in en el Kaibab Lodge. Tengo que decir que fue todo un acierto la elección de Luis por este alojamiento. La página web que tiene no le hace justicia, las habitaciones son cabañitas que aunque lejos de ser lujosas, son cómodas y las vistas del bosque y las praderas son impresionantes.



Sin mucha demora entramos en el parque. Los precios de los Parques Naturales varían según sea la entrada en coche, individual, autobús, etc. Normalmente rondan los 20$ por coche (máximo 4 personas) y tiene una semana de vigencia.
Hay una opción que vale la pena si se va a visitar unos cuantos: el pase anual para todos los parque del país tiene un precio de 80$. Con la entrada te dan un mapa que puedes descargar también de la web oficial.
Hicimos una ruta por el bosque de hora y media más o menos que nos llevó al borde del cañón.







Después cogimos el coche para acercarnos a varios miradores, entre ellos el Roosevelt Point.



Desde los miradores de "Angel´s Window" y "Cape Royal" ("La Ventana de los Angeles" y "el Cabo Real") pudimos disfrutar del anochecer más bonito del viaje. NO TENGO PALABRAS, es algo que todo el mundo tendría que ver, al menos, una vez en la vida... Los colores que cogía la tierra cambiaban por minutos.


























Embriagados de tanta naturaleza volvimos con mucha precaución ya que los ciervos atravesaban la carretera constantemente.
En el restaurante del hotel se portaron muy bien, ya que aunque estaban a punto de cerrar la cocina, nos permitieron irnos a la cama con la tripa llena.
La noche estaba preciosa y muy limpia. Las estrellas se veían con toda claridad y no apetecía nada acostare, pero al día siguiente había que madrugar para coger rumbo a Tonopah. El día más largo y pesado de carretera estaba a la vuelta de la esquina.